Argel EFE Los intentos de prenderse fuego de personas desesperadas por sus condiciones de vida en Argelia no cesan de sucederse en diferentes zonas del país, en tanto, el Gobierno prohibió oficialmente una protesta convocada para el sábado.
Desde mediados de enero se contabilizan ya más de 20 casos, en todo el país, de argelinos, entre ellos una mujer, que han intentado quemarse en protesta por su precariedad económica y laboral.
El domingo se produjo el primer intento de este tipo en la capital cuando un hombre, padre de tres hijos, que participaba en una protesta de desempleados ante el Ministerio de Trabajo, se roció de gasolina e intentó prenderse fuego, lo que fue impedido por un policía.
Empleado de una empresa estatal de limpieza pública, el suicida frustrado percibe un salario mensual de 5.000 dinares (cerca de 50 euros, equivalentes a 34.356 colones) en un país donde un kilo de carne cuesta en torno a 1.200 dinares y el coste general de vida es solo algo menor que en un país europeo.
Fue una inmolación similar la que prendió en Túnez la revuelta que acabó con el régimen de 23 años del presidente Zin El Abedin Ben Ali. Argelia está consciente de eso. La prefectura de Argel rechazó un pedido de autorización de una marcha opositora el 12 de febrero. Como alternativa, propuso organizar una manifestación en una gran sala de la capital.
La Cooperación Nacional para el Cambio y la Democracia (CNCD), que agrupa a la oposición y a la sociedad civil, llamó a una marcha el sábado 12 en Argel para pedir el levantamiento del estado de emergencia, en vigor desde febrero de 1992 y un cambio de sistema.
El presidente Abdelaziz Buteflika prometió cambios la semana pasada, un mes después de protestas por el costo de la vida que dejaron cinco muertos.