Pillos de cuello blanco

En plena crisis económica y con un gran sector de la población indignado por el manejo fraudulento de negocios y finanzas públicas, House of Lies nos muestra con humor las astutas maniobras de un equipo élite de asesores empresariales capaces de aprovechar la codicia corporativa para sacarles el dinero de la bolsa a las grandes compañías.

La serie se estrena este lunes 23 en toda Latinoamérica a partir de las 10 p.m. y está basada en el libro de Martin Kihn, House of Lies: How Management Consultants Steal Your Watch and Then Tell You the Time (Casa mentiras: de cómo los asesores financieros te roban el reloj y después te dan la hora).

Protagonizada por Don Cheadle (Marty Kaan), actor nominado a un Óscar por su papel en Hotel Rwanda (2004) el show se adentrá con humor en el sórdido ambiente de Galweather & Stearn, la firma de consultores en donde trabaja Marty, manipulador estrella quien, cuando de dinero se trata, no se distrae con esas “pequeñas” preocupaciones sobre la ética, moralidad o compasión humana.

A su lado están Jeannie Van Der Hoyeen (Kristen Bell), Clyde Oberhol (Ben Schwartz) y Doug Guggenhei (Josh Lawson). Ellos conforman el brillante equipo de expertos en manejo empresarial, cuyo trabajo consiste en visitar compañías golpeadas por la difícil situación que azota a los Estados Unidos para ofrecerles, con todo aplomo, consejo profesional del más alto nivel.

Peces gordos

Convencidos de que los números de sus operaciones mejorarán, los empresarios terminan pagando costosísimas asesorías que los “vendedores de sueños” disfrutan a sus anchas. Su meta, según la directriz del propio Marty, es hacerles creer que sin ellos no pueden vivir, y al mismo tiempo “infectarlos y desangrarlos”.

Un banco, un equipo de béisbol, una compañía farmacéutica y una Iglesia (de esas que operan como grandes corporaciones) son algunas de las “víctimas” de estos bandidos de cuello blanco dispuestos a todo para lograr jugosas ganancias. ¿Lo lograrán siempre? Eso todavía está por verse.

House of Lies, escrita por Matthew Carnahan y dirigida por Stephen Hopkins, se empeña en reafirmar que no solo de dinero viven los codiciosos. A ellos también les gusta el sexo, y ojalá en cantidades industriales. Por eso, cuando el poder y la perversión afloran, la lujuria reclamará su protagonismo.

En ese sentido, la serie apunta fuerte al sector masculino, tal y como señala el crítico de Los Angeles Times, Robert Lloyd. “Cuando los personajes no están teniendo sexo, están intentándolo, o hablando de eso, o utilizándolo como una metáfora para prácticamente cualquier cosa que deba ser discutida”.

Y David Nevins, presidente del área de entretenimiento de Showtime, canal que emite la serie en EE.UU., resalta la gran actualidad del tema y de cómo el show explora “todo lo que está mal sobre el capitalismo estadounidense”.