El pontífice viajó hoy a la ciudad adriática italiana de Ancona con motivo de la clausura de la XXV Congreso Eucarístico Nacional Italiano y, tras almorzar con una veintena de parados y obispos, celebró el encuentro con sacerdotes y matrimonios en la catedral.
"Queridos sacerdotes, por el don que habéis recibido en la ordenación, estáis llamados a servir como pastores la comunidad eclesial, que es 'familia de familias'", dijo. Aconsejó a los sacerdotes a animar a los cónyuges a compartir la responsabilidad educativa y a ayudarlos "a renovar continuamente la gracia de su matrimonio".
El papa invitó a los sacerdotes a que conviertan "a la familia en la protagonista de su acción pastoral" y les pidió que sean acogedores y misericordiosos, "incluyendo a aquellos que son más difíciles de cumplir con sus compromisos con el vínculo matrimonial y con los que, desgraciadamente, se han echado atrás", en referencia a los divorciados.
En esta época difícil, "la familia necesita particular atención". añadió. En su reflexión, invitó a tener una visión plena de la familia y a superar un punto de vista reduccionista que la considera mera destinataria de la acción pastoral "porque ninguna vocación es una cuestión privada y mucho menos la del matrimonio, ya que su horizonte es la Iglesia entera".
La familia -aseguró- es riqueza para los esposos, bien insustituible para los hijos, fundamento indispensable de la sociedad, comunidad vital para el camino de la Iglesia. "Es un lugar privilegiado (la familia) de la educación humana y cristiana y permanece, con este fin, como la mejor aliada del ministerio sacerdotal", agregó.
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