En la galería del Museo Histórico Rafael Ángel Calderón Guardia, varios pares de ojos, tan expresivos que parecen reales, ofrecen lo que les es esencial. Algunos están muy abiertos; otros, entrecerrados, y otros más, dispersos. Los protagonistas de las doce pinturas de Mario Rojas Kolomiets se debaten entre la frivolidad y el instinto en la muestra
En la galería, la luz se enmarca sola y cada óleo cuenta historias de un mundo controlado por el dinero, que crea una sociedad artificial. Los personajes reflejan cómo el ser humano se separa de su estado natural y se somete a los espejismos de los bienes materiales.
“La pinturas son una crítica a la sociedad de consumo. Expongo la contraposición de las cosas esenciales que tiene el ser humano, y sus superficialidades. En la esencia superficial encasillo las cosas triviales que impone la sociedad. En la superficie esencial muestro las cosas primigenias e instintivas”, explica el pintor.
Por otra parte, confiesa su deuda ideológica con autores como el psicoanalista Erich Fromm. En los libros
Además, las reflexiones sobre la hiperrealidad del francés Jean Baudrillard y la “modernidad líquida” del filósofo polaco Zygmunt Bauman cautivan al joven pintor y lo llevan a realizar obras como
Para el artista, en ese lienzo vemos a una niña que intenta mirar hacia fuera, pero está encerrada entre paredes. Ella se acerca a una meta falsa e industrial al subir las gradas de colores pues es más atractivo llegar a una meta ilusoria que mantenerse en la realidad.
El óleo parece correr por la venas de Mario Rojas. También le gusta dibujar, y actualmente es profesor de la Universidad Creativa. Él trabaja en varios cuadros a la vez pues le aburre la monotonía de un solo reto.
Rojas ha figurado en tres exposiciones individuales. La primera se presentó en el 2007, en la galería Olga Espinach, del Colegio de Periodistas. En el 2009 expuso en la galería de la Rectoría de la UCR, y a inicios de este año llevó obras a la galería de la sede de Turrialba de la UCR.
La mayor parte de sus obras tiene un fondo nuboso e incierto, de colores celestes y pasteles. Rojas aclara que con estos fondos se pierde la certeza de lo que está más allá: “El futuro es dudoso; las nubes no dejan verlo”.
En el 2007, Mario inició su investigación con un
El año pasado, en un viaje a Chile, Mario conoció a la protagonista del cuadro
“Latinoamérica se siente amenazada por los países del primer mundo, pero los pone en un pedestal de cristal; a la vez, Latinoamérica tiene el poder de destruir el pedestal. Una está debajo porque le place estar allí, y la otra está arriba pues allí la ponemos”, afirma Rojas.
En la representación de Rojas, las metas no son fijadas por el individuo, sino por la sociedad. “Desde niños se nos dice que tener dinero es la realización de la vida, y por esto podemos sabotearnos a nosotros o a los que tenemos cerca; de esto trata el cuadro
Los trazos de Mario Rojas inmortalizan expresiones familiares. Son una precisión de maestro y apremian al visitante a reflexionar sobre el mundo lleno de contradicciones en el que vivimos –o en el que tratamos de sobrevivir–.