“Lo que gastamos en conservación es, más o menos, el 20% de lo que se necesita”.
Con estas palabras ilustró ayer Rodrigo Gámez, presidente del INBio, uno de los principales retos que tiene Costa Rica para proteger sus recursos biológicos.
Gámez y otros expertos se reunieron en el Hotel Corobicí, en el marco del Día Mundial de la Biodiversidad, para compartir preocupaciones e ideas.
Ellos resaltaron que, aunque el país ha logrado proteger el 26% de su territorio en la formación de corredores biológicos, persisten vacíos en la protección de especies, principalmente en las zonas marítimas, y en el establecimiento de políticas para asegurar la seguridad alimentaria y equidad en el uso de los ecosistemas.
Por un lado, Gámez –Premio Magón 2011– opinó que se deberían reclutar, cada día más, a instituciones educativas, empresas y sector financiero en el desarrollo de proyectos de conservación.
Por su parte, Carlos Murillo, investigador del Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible (Cinpe), aseguró que el desarrollo sostenible no es una preocupación que nace del mercado, por lo que se debe crear una legislación adecuada para asegurar el desarrollo sostenible.
“Las empresas ven actualmente la conservación como un gasto, pero no se puede ser eficiente a costa del ambiente”, dijo.
Murillo considera indispensable sincronizar acciones de todos los sectores con los objetivos sociales y ambientales.
Pautas para la protección. Otro de los vacíos mencionados en el foro fue la desactualización de la llamada Estrategia Nacional de Biodiversidad, la cual se elaboró hace más de una década.
Este documento gubernamental sirve como guía para la acción y creación de políticas de conservación por parte del Gobierno.
Según Ana Lorena Guevara, viceministra de Ambiente, el problema es que dentro de esa guía no se mencionan pautas para enfrentarse al cambio climático, por lo que no responde a la realidad actual.
Guevara reconoció que Costa Rica todavía tiene mucho por hacer en materia de conservación de la biodiversidad, especialmente en el mar. “Somos parte del problema, no de la solución”, concluyó.