Ramon Novarro Playing the Ukulele in The Pagan 1929 --- Ramon Novarro Playing the Ukulele in The Pagan --- Image by © John Springer Collection/CORBIS
Fue el marido de todas las esposas y el esposo de todos los maridos. Amante de Rodolfo Valentino y de Greta Garbo, era el sueño húmedo de miles de mujeres y la pesadilla viril de cientos de hombres.
La víspera del día de brujas, el 30 de octubre de 1968, un par de chulos callejeros, los hermanos Paul y Tom Ferguson, lo machacaron a golpes, lo torturaron, lo vejaron y dejaron su antiguo rostro de Adonis hecho un puré de carne y sangre.
Ramón Novarro, cuya belleza fue un amanecer en su propio día, murió ahogado en su propia sangre, con la garganta traspasada por un consolador de grafito estilo art déco, un recuerdo autografiado de Valentino, aseguró David Bret en
El par de buscavidas acompañó al viejo actor a su casa, en Laurel Canyon –Hollywood–, para tener un
Más que aventuras con un pisaverde, lo que deseaban Paul y Tom era robarle a la exestrella $5 mil en efectivo; en realidad solo lograron llevarse $45 que el anciano tenía en su billetera.
En el cuento
Novarro tenía sus buenos ahorros, porque tras su retiro del cine, allá por la década de los 30 del siglo XX, había invertido sus fabulosas ganancias en bienes raíces.
La lengua sibilina de Louella Parsons aseguró en una de sus columnas en el
Era toda la plata del mundo pero así como venía se iba porque Novarro tenía dos vicios: la buena vida y los chavalillos. Ya era un reconocido homosexual en Hollywood, en tiempos en que el vicio nefando –a tono con San Agustín– era peor que la lepra.
Los publicistas de la Metro Goldwyn Meyer (MGM) trataron de maquillar la doble vida de su estrella más taquillera, incluso inventaron un romance entre él y Greta Garbo, durante la filmación –en 1931– de
Ambos eran actores exclusivos de la MGM. Novarro dijo que Garbo “era todo lo que uno podría soñar. Además de hermosa es seductora, llena de misterio, con una lejanía que solo los hombres comprenden... ella ha prometido que nunca se casará.” La mutua simpatía de las dos luminarias fue menos por el supuesto romance y más porque la Garbo era lesbiana y el otro homosexual.
José Ramón Gil Samaniego nació en el lugar exacto para definir su destino: Durango, México. Tres años después de que en 1895 los hermanos Lumiére presentaran en París
El padre del futuro divo del cine mudo era dentista. Como a Pancho Villa, con sus charros y adelitas se le ocurrió liderar la revolución mexicana, el patriarca don Ramón tomó a su mujer Eleonor Gavilán, a sus 13 hijos, lió sus bártulos y se marchó –no a París como Manuelita la tortuga– sino a Los Ángeles, en 1916. Ramón tenía 17 años y era un Ganímedes.
Como el hambre ignora las vocaciones, el “mojado” hizo de todo: lavaplatos, mandadero, mesero, cantante, pianista, gerente, sonidista y al fin extra en una película de Cecil B. De Mille.
Por aquellos agitados días Alice Terry y su esposo, el director Rex Ingram, vieron el potencial del todoterreno de Novarro y lo promocionaron como el rival de Rodolfo Valentino, el primer
Catapultado por su papel de Rupert de Hentzau en
Los contratos le llovieron merced a su porte, su voz, sus maneras y el donaire latino, de moda en la tierra de los sueños de luz y celuloide.
Fue el espadachín francés Andre-Louis Moreau, en
La cinta, que costó seis millones de dólares en 1925, recuperó los tópicos de la primera –realizada en 1907 por el pionero del cine Sidney Olcott–: el accidente de las tejas, la adopción de Ben Hur por Arrio el tribuno y la celebérrima carrera de cuadrigas filmada en las playas de Nueva Jersey.
Y por si fuera poco en 1926 murió su álter ego, Rodolfo Valentino, y quedó solo en la arena para actuar en joyas como
Su educada voz le permitió dar el salto al cine sonoro y le fue bien en la producción de musicales, uno de ellos
Tras acabar su contrato con MGM probó como guionista, productor, director; pero comenzó a caer por la cuesta de la decadencia y el vicio. Fundó la productora RNS e invirtió 200 mil dólares en la película
En el crepúsculo de su carrera colaboró con su primo Julio Bracho en la película
De su antigua gloria no sentía orgullo; en una ocasión le dijo al guionista y escritor de
En el juicio por un accidente vial dijo a los periodistas: “ La vida ya no tiene ningún significado para mí...”
En el Hollywood conservador e hipócrita de su tiempo, Ramón Novarro no era homosexual, ni
Novarro era
Los hermanos Tom y Paul llegaron a la residencia del actor y sin decir agua va comenzaron su terrible tarea. Azuzado por el vino y la codicia, Paul tomó de los pelos a Ramón, lo zarandeó, lo obligó a cometer actos innombrables, lo vapuleó y arrastró hasta su habitación donde terminó de rematarlo con un navajazo en el cuello y una dosis de bastonazos.
Dejaron la casa patas arriba en su frenesí por encontrar los $5 mil, pero no hallaron nada. Mientras Paul trituraba a Novarro, Tom llamó a su novia por teléfono para contarle lo que pasaba. La policía localizó a la joven en Chicago y esta los delató.
Antes del juicio Paul, de 22 años, intentó convencer a su hermano, de 17, para que aceptara los cargos y a lo sumo recibir un año de prisión por ser un adolescente. El truco no resultó y ambos fueron juzgados y sentenciados a prisión perpetua.
El mayor de los Ferguson confesó: “ cuando Novarro me besó entré en pánico homosexual... estaba demasiado ebrio para ser civilizado. Reaccioné con mis niveles morales más primitivos... es lo que la sociedad te enseña... tras golpearlo me giré alrededor y me senté en el sofá”.
Además del cuento de Bukowski, el trágico fin de Ramón inspiró la brutal escena de un asalto casero en la película
Ramón Novarro fue el Narciso del cine mudo; quiso abrazar su imagen en el agua, pero el remolino de Hollywood se lo tragó, cuando dejó de serle útil, y pagó caro, como todos, el oropel de la fama. 1