Acostumbrado a percibir los movimientos telúricos como señales a las que se debe prestar atención, el sismólogo Víctor González asume –por los próximos cinco años– la dirección del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori-UNA), vislumbrando acciones que deben ser tomadas en el presente para asegurar el futuro.
Si antes la necesidad del Observatorio estaba dada en cuanto a renovación de equipos, hoy el requerimiento es la contratación de más investigadores formados y especializados en sismología, vulcanología y tectónica.
González habló con
Se nos presenta el reto de la contratación de personal. Por un lado, tenemos recursos para comprar equipo y renovar la red sísmica, pero no tenemos suficiente personal para hacer frente a todo el trabajo que hay.
”No es simplemente pasar de los instrumentos viejos como los tambores a una tecnología nueva de sistemas digitales, equipo de banda ancha e instalación de acelerógrafos y estaciones equipadas con sistemas de GPS.
”Se crece y en este proceso se incrementan los costos de operación y las necesidades de personal especializado”.
Desde el año pasado, las universidades sufrieron un recorte de presupuesto que implicó restricciones en las contrataciones.
”Sin embargo, ya desde antes veníamos arrastrando un problema de contrataciones que no se hicieron por falta de personal formado y especializado en sismología, vulcanología y tectónica.
”Entonces, en algunos momentos en que se hicieron las gestiones para contratar personal, se tuvo que declarar desiertas esas plazas porque no había gente formada en esos campos.
”Lo que se ha tenido que hacer es contratar muchachos que están jóvenes, darles la formación en el Observatorio y mandarlos fuera del país a especializarse, pero este es un proceso que puede tardar unos siete u ocho años para renovar un recurso humano que se necesita de inmediato”.
Hace un par de años se nos pensionó el sismólogo Federico Guendel y, antes de él, el vulcanólogo Eduardo Malavassi, que fue uno de los fundadores. En algunos casos se ha tenido que contratar personal extranjero, pero, por las condiciones salariales que tenemos en el país, no duran mucho tiempo porque el salario no es atractivo. Vienen seis meses o un año y luego se van, entonces tenemos que empezar de nuevo.
”Tampoco ha habido un proceso realmente serio de renovación de personal con el suficiente tiempo. La Universidad Nacional (UNA) tiene un programa de renovación académica, previendo que alguien se pueda pensionar, pero, para hacer uso de esa plaza, el Observatorio debe esperar a que alguien se pensione para poder iniciar el proceso de formación, y eso nos deja un hueco de siete u ocho años”.
Claro, ese es otro problema que atenta contra el proceso de formación y renovación.