“Diálogos sobre la física atómica”, uno de los mejores libros del famoso físico alemán Werner Heisenberg, nos habla en sus primeros dos capítulos acerca de las inquietudes de la juventud muniquesa allá por el año de 1919, cuando él se encontraba concluyendo el bachillerato y pensando en sus estudios universitarios. La juventud se encontraba desorientada por los acontecimientos de la recién concluida guerra mundial, la destrucción del viejo régimen europeo y las luchas por el orden que había de constituirse.
Algunos de sus mayores añoraban el viejo régimen, otros preferían la construcción de uno más poderoso, otros reclamaban un orden nuevo y más vasto, que impidiese la restauración del viejo, y que considerara no solo la suerte de Alemania, sino el destino de la humanidad. La generación anterior, desilusionada por la derrota, había perdido las riendas; la juventud se hallaba ante sí misma y se dispuso a enrumbarse reuniéndose en grupos que entraban en discusión sobre los temas que les concernían.
En este clima trataba Heisenberg de decidir su carrera académica: las matemáticas puras o la física. Las conversaciones con sus amigos giraban alrededor de las dificultades que enfrentaba la ciencia y cuestiones concernientes a la teoría del conocimiento y la filosofía. Cuenta que los enlaces entre los átomos de la moléculas se representaban en los textos escolares con anillos y ganchos, cosa cuya tosquedad les desagradaba particularmente.
Aquí se asocia su crítica al mismo concepto de “átomo” y a las posibilidades de imaginarse su realidad. Las discusiones muestran a los jóvenes estudiantes interesados de lleno en temas de la ciencia, el arte y la filosofía, capaces de elaborar y confrontar sus propias ideas y defenderlas con lógica y pasión. Ellos conocían medianamente la teoría de Max Planck sobre el quántum de acción, base de la futura física cuántica, los esfuerzos del físico danés Niels Bohr en el campo de las estructuras atómicas y la revolucionaria teoría de la relatividad de Einstein.
Cuenta Heisenberg a sus amigos cómo le interesaron las tesis del “Timeo” de Platón acerca de la configuración matemática de los cuatro elementos, la forma geométrica de las partículas de estos elementos y de qué manera la asociación de formas geométricas atómicas se transformaba en los poliedros particulares de la tierra, el agua, el aire y el fuego. El joven estudiante ensayaba la lectura de Platón traduciendo del griego, materia que formaba parte de los estudios secundarios. Y Platón le enseñó el valor del uso de las matemáticas en la representación de la realidad material invisible y las leyes que establecen el orden cósmico.
Así que en medio del fragor de la Primera Guerra Mundial y del desorden institucional de la ciudad de Múnich que le siguió, la escuela y las universidades alemanas conservaron la calidad y el orden que necesitaba la juventud. Heisenberg fue admitido en los estudios de física teórica universitarios por el gran físico Sommerfeld, a cuyo cargo estaba la escuela. El primer estudiante con que se relacionó se llamaba Wolfgang Pauli.
Nosotros no sufrimos una situación semejante, pero quizá los problemas nacionales y el fracaso de los políticos constituyen una desorientación análoga para nuestra juventud. Los problemas económicos de las familias costarricenses se levantan como serios obstáculos para el estudio y la superación de los jóvenes pobres, que son la mayoría. Las escuelas y colegios públicos se encuentran rezagados frente a las escuelas y colegios privados, a los cuales acceden los jóvenes cuyas familias pueden soportar el sacrificio de las elevadas matrículas, sin que estos otros colegios representen nada extraordinario.
Las universidades públicas se abren a todos y para todos significan el umbral a una vida mejor y más digna.
A menudo las becas universitarias ofrecen una ayuda económica indispensable a la juventud estudiosa.
Un Estado medianamente sensible al bienestar de la juventud no debería escatimar recursos a las instituciones universitarias públicas, garantía real del desarrollo económico, cultural y espiritual de la nación.