La presidenta, Laura Chinchilla, debió destituir a Bruno Stagno como embajador de Costa Rica ante la ONU, en vez de esperar su renuncia, consideraron ayer diputados de oposición.
Congresistas del Partido Acción Ciudadana (PAC), del Movimiento Libertario y del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), coincidieron ayer en que la mandataria debió tomar cartas en el asunto desde que se informó sobre las irregularidades en la autodesignación de Stagno.
“La Presidenta debía destituirlo. Era manifiesta la situación de que Stagno se había autonombrado. Él adoptó una decisión en la que se beneficiaba, y por eso debía despedirlo”, sostuvo anoche el jefe de fracción del Partido Acción Ciudadana (PAC), Juan Carlos Mendoza.
“Lo que nos queda en tela de duda es la actuación de la Presidenta porque si ella tenía conocimiento de estas irregularidades, lo debía destituir. Me huele al mismo mecanismo del Gobierno anterior, donde la gente renunciaba y nada pasaba”, dijo el jefe del Movimiento Libertario, Danilo Cubero.
“Cuando se sabe que el nombramiento estaba a contrapelo con la norma ética, (Chinchilla) debió haberlo destituido, pero bueno, así se van dando las cosas.
“Lo lógico hubiera sido que desde que empezó el problema, el Ejecutivo hubiera tomado cartas en el asunto”, opinó, por su parte, el parlamentario Luis Fishman, del Partido Unidad Social Cristiana.
Desde las filas del oficialismo, la visión es totalmente distinta. Viviana Martín, jefa de fracción del Partido Liberación Nacional (en el Gobierno), manifestó que la renuncia de Bruno Stagno es un acto “bondadoso”, en función de la intencionalidad expresa del excanciller por hacer que “las aguas retornen a su curso”, como él mismo lo expuso en su carta de renuncia entregada ayer.
“El que haya renunciado es una posición de él para evitar que se causara dificultades nacionales y me parece muy generoso de su parte darle este apoyo a la Presidenta”, reiteró Martín.