La Cruz, Guanacaste. Solo 55 minutos bastaron para que los sonidos e imágenes del bosque seco cautivaran a un público deseoso de sentir una nueva brisa.
Fue una brisa musical fresca que hizo caer una lluvia de hojas secas sobre 300 invitados a la presentación del DVD
“Esto es algo mágico; vea, muchas hojas están cayendo mientras escuchábamos el piano y vemos la proyección”, exclamó Rosario Fernández, durante el concierto.
Ella disfrutaba la interpretación al piano del músico Manuel Obregón, actual ministro de Cultura, así como los sonidos del bosque seco, captados por Nano Fernández, y observaba las imágenes del cineasta Luciano Capelli. Ellos son los autores de este DVD.
En ese histórico patio de la Casona, a las 7:40 p. m., comenzó un viaje por los senderos del bosque, las playas y los volcanes del Área de Conservación de Guanacaste, reducto del bosque seco que inspiró el nuevo trabajo de Papaya Music.
Obregón interpretó las siete piezas del DVD en un piano ubicado sobre una pequeña tarima; detrás de él, se proyectaron las imágenes en una gran pantalla, acompañados por los sonidos del bosque.
Infaltables, los delfines que saltan sobre el mar para demostrar una perfecta simbiosis entre los espacios del aire y del agua.
De esa forma, aquel espacio albergó a playa Naranjo, escenario de esa grabación e fuente de inspiración de dicha pieza.
Más adelante, llegó un hermoso
El tema
A esa altura del concierto, muchos asistentes dejaron de grabar videos, absortos por el momento.
El patio cumplió su objetivo: concentrar ojos y oídos en aquel bosque seco.
Los sonidos del piano alertaron sobre la destrucción que pronto revelaron las imágenes: llamas, grandes llamas por diferentes zonas del parque destruyendo la flora.
Además, aves y pequeños animales corrían para ponerse a salvo del fuego destructor.
La velada terminó con esa obra que invitó a reflexionar sobre la importancia de educar al costarricense sobre la conservación.
Los aplausos dieron gracias a quienes hicieron posible el viaje musical, al cual asistieron autoridades ambientales y culturales del Gobierno; investigadores; turistas nacionales y extranjeros, así como los guardaparques.
Para ellos, el personal que cuida de ese bosque seco, la experiencia resultó conmovedora: “Es un gran sentimiento ver las imágenes de lugares que son un regalo de Dios para todos, y los cuidamos con gran amor” dijo María Luisa Arias, funcionaria de esa área.
Esta nueva historia, de imágenes y sonidos, se escribió en una casona que resistió las balas de los filibusteros, el abandono de viejos hacendados y las llamas de un incendio causado por cazadores. Ahí, en ese lugar, sigue la vida.