Si la dinámica del concurso es atrayente, hay impresión; si el locutor sabe crear puntos de tensión dramática o de comedia relajante, hay emoción; si las historias son bien contadas, estamos conmovidos; si los talentos muestran esfuerzo y sacrificio, hay implicación; si el jurado es firme, hay tensión; en fin, hay muchas fuentes de inquietud y sobresalto.
Un aspecto pequeño lleva al conjunto.Digo esto porque Teletica Formatos ha avanzado mucho en todos esos aspectos. Bailando por un sueño 3 demuestra lo que han aprendido sobre la marcha y lo que aprendieron del formato mexicano, que era a su vez una mezcla de Bailando con las estrellas y de las historias dramatizadas de Academia Azteca , producido por la misma persona que hacía en España Sorpresa-Sorpresa y, de allí, la lista de antecedentes es todavía más larga.
Lo que vemos en nuestra pantalla es la suma de muchas experiencias previas que siguen construyéndose.Lo importante es que en Teletica aprendieron sobre la marcha de sus propios concursos, hasta llegar a un punto de sano equilibrio. Bailando por un sueño 3 muestra ya cierta madurez en la producción y deja ver la consolidación de una tele masiva, como sucede en países más grandes, con un nivel de producción mucho más complejo.Solo hay pequeños aspectos por afinar. Lo primero es que las coreografías no se parezcan tanto unas de otras y de un programa a otro. Tal vez, deberían incluir un nuevo equipo de coreógrafos para refrescar la escena; tal vez, estudiar la posibilidad de cambiar de método de aprendizaje o, tal vez, adelantar las semanas de ensayo antes del programa, por lo menos una semana. Ello porque las parejas parecen ser robots teledirigidos, donde lo que importa es la acción física, en lugar de colocar la música como elemento dominante y, entonces, abrir el movimiento escénico hacia una unidad y armonía de espectáculo de tele, aunque no se cumpla el 100% de las reglas propias de cada ritmo.Eso se nota en las diferentes calificaciones del jurado, el punto de vista desde el cual se evalúa es coherente con su visión del concurso, aunque sean dispares entre ellos.Por falta de tiempo –algo que la producción no logró nunca controlar– solo uno hace un comentario y los demás solo dan su valoración. Sería mejor que cada uno dijera su parte, pero la producción decidió optar por uno a la vez y entiendo que eso desorienta a los concursantes porque confunden los criterios diferentes de evaluación.