José Mairena
Crítico de televisión
2010. Como suelo ser optimista, voy de las sombras hacia la luz en el recuento del año; eso sí, hago la salvedad de que nadie es tan vicioso como para ver toda la emisión del año y, por lo tanto, es de esperarse que mis notas sean incompletas. Si hubiera defensa para eso, la mía sería la búsqueda de la salud mental pues, como se sabe, cuatro horas diarias de la asombrosa tele pueden dejarnos atontados.
Dicho eso, en vista de la oportunidad y del alto interés público, la mancha negra del 2010 fueron las entrevistas de los periodistas a Edén Pastora. El comandante cero escrúpulos se los bailó de lo lindo y demostró la poca preparación para enfrentar una mente hábil en disimulo y sinrazones. Si la entrevista de Telenoticias resultó deficiente, la de Repretel no se quedó muy atrás. Pastora, que cazó hasta el último tiburón de agua dulce de la zona, nos tiene invadidos, se impuso a los periodistas con falacias, y ha vencido a Laurita, tan buena gente.
Esas entrevistas evidenciaron una de las flaquezas del periodismo actual: hacer noticias de acuerdo a sus fuentes, olvidándose de que las fuentes pueden mentir, decir lo que fuera necesario para su propio interés o pueden retractarse ante el miedo. El periodismo de tele necesita recuperar su fuerza, aunque sea poco a poco.
Por ejemplo, el hecho de que Telenoticias fuera hasta un desierto de Chile para cubrir la noticia emocional del año de primera mano es un hecho apreciable. Entiendo que la cobertura fue buena dentro las circunstancias. Me imagino que los reporteros nacionales –de cualquier lugar de trabajo– estaban contentos con la idea de canal 7. Y supongo que los anunciantes también estaban satisfechos con el esfuerzo. Es decir, el medio televisivo se eleva con el esfuerzo de uno solo por mejorar.
También me gustó el regreso del periodismo de infiltración a la tele con la crónica de Noticias Repretel en la zona roja de San José. El periodista contó su historia de vestirse de mendigo y adentrarse en el sitio; lo describió desde sus propios ojos.
Luego están los espacios de esfuerzo permanente. Siete estrellas es el programa mejor producido del país. Cada uno de los detalles de la forma visual está cuidado con esmero profesional.
Es así de sencillo: el programa de más entretenimiento y el de mayor escaparate comercial es el mejor presentado visualmente. Si me permiten un paréntesis, también ocurre que el producto estrella en imagen visual del Grupo Nación esté dedicado a mujeres semidesnudas. Es decir, este es un asunto de comunicación nacional.
Siete días mostró el impulso de progreso en todo su potencial. Dejó de ser un programa dedicado a los aniversarios y a las recopilaciones históricas y ganó mucho en actualidad, polémica y, más recientemente, también en presentación.
Por su parte, el aire de frescura llegó con Randall Vargas en Repretel y Jorge Martínez en Teletica. Los directores de Deportes han compensado la falta la sangre nueva en nuestra tele. Ahora estamos a la espera de ver más ideas nuevas, porque el año nuevo ofrece también una promesa de renovación.