Paleontólogos consideran que tres fósiles que fueron hallados en Kenia (en el este de África) son una prueba para confirmar que al menos dos especies de homínidos coexistieron hace millones de años.
Los restos –correspondientes a una cara con la mayoría de las molares, y dos mandíbulas inferiores– tendrían entre 1,78 y 1,95 millones de años, según las estimaciones.
En una publicación dada a conocer esta semana en la revista Nature , las paleontólogas Meave y Louise Leakey –madre e hija–, aseguran que al menos dos de las reliquias comparten la forma del cráneo y la mordida del controversial fósil, conocido como 1470 y descubierto en la década de 1970.
Este vestigio retó a científicos al presentar rasgos que no concordaban con los huesos humanos desenterrados hasta el momento, por lo que los científicos creyeron que se trataba de una nueva especie.
Algunos recientes descubrimientos apoyan esta teoría.
Según Meave Leakey, lo que sobresale de esta especie, frente a otros tipos de homo, es que tiene una cara bastante plana y ancha.
“El casco del cerebro empieza a tener rastros de una frente, y contiene un cerebro grande, pero nada como el cerebro del Homo erectus (el antecesor del ser humano)”, describió la paleontóloga, en declaraciones a National Geographic .
Aunque la especie fue denominada Homo rudolfensis por los investigadores en 1970, Meave y Louise Leakey instaron a tener precaución sobre la nomenclatura, hasta tener más estudios.
“La anatomía de los especímenes apoya la hipótesis de que existieron múltiples especies de homo”, aseguró Bernard Wood, investigador de los orígenes humanos en la Universidad George Washington (EE. UU.).
Ante la presencia de dos especies de homínidos, ¿es posible que nuestra evolución haya sido diferente a lo pensado hasta ahora? Esta pregunta inquieta ahora a paleontólogos. Aunque es pronto para tener respuestas, Wood imagina que en 50 años los investigadores verán las hipótesis actuales sobre evolución como simplistas.
Los fósiles fueron recuperados en excavaciones entre el 2007 y el 2009, como parte del proyecto paleontólogo Koobi Fora, que ha explorado los alrededores del lago Turkana (Kenia) casi 40 años.