Dos imágenes vienen a mi memoria cuando pienso en el Paseo de las Damas de hace, quizá, 35 años: los patos del parquecito ubicado en el costado este del parque Morazán y un gran almacén bajo el puente, adonde se llevaban las libretas de ‘sellos Botija’ para canjearlas por artículos que el cliente escogía de una variadísima oferta. La sencillez de las ilusiones de infancia...
Mas no soy la única a quien esta histórica avenida de la capital conduce a simbólicas escenas del pasado: desde el flirteo de las señoritas y los caballeros de sociedad hasta el surgimiento de un centro cívico del mayor estatus social y político, las estampas siguen vivas en el recuerdo de muchos. Hoy volvemos a ese pasado, pero vamos también al ambicioso proyecto de remodelación que busca devolver a este paseo su otrora aire de distinción. ¿Cree usted que lo están logrando?
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