Aunque la Navidad se relaciona con festejos y alegría, para muchos representa revivir momentos de tristeza o nostalgia.
“La sociedad dicta que estas fechas son para compartir con la familia y amigos. Por eso es que la falta de un ser querido se hace más evidente a fin de año”, explica el psiquiatra Marco Aguilar.
Según el especialista, aunque la situación actual sea buena, estas fiestas también pueden traer recuerdos negativos de la infancia y adolescencia, incluyendo episodios familiares conflictivos.
“Las carencias que recordamos y que nos entristecen no se limitan a lo emocional, ya que en muchos casos también hubo faltantes económicos”, detalla.
Desgraciadamente, dice Aguilar, la Navidad, más que una conmemoración espiritual, es una época comercial. Por ende, el aumento de las dificultades financieras eleva la ansiedad.
A las personas que tienden a deprimirse cada fin de año, Aguilar les aconseja que refuercen sus redes de apoyo – familiares y amigos – y que estén conscientes de que en esta época serán bombardeados con la presión social de estar felices y de demostrar que gozan de abundancia económica.