El Gobierno de Nicaragua dejó en el olvido el compromiso que adquirió en noviembre de 1997 con el ambiente, y en especial con la preservación de los humedales, cuando se sumó a la Convención Ramsar sobre Humedales de Importancia Internacional.
Este país, al igual que 159 naciones más en todo el mundo, forma parte del acuerdo para proteger los humedales, como espacios para propiciar el desarrollo de especies en peligro de extinción.
Por el contrario, el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, defiende e impulsa la destrucción del humedal ubicado en el sur de su país, en la frontera con Costa Rica, en la costa Caribe.
La destrucción de este humedal, en territorio costarricense, forma parte de las labores de dragado del fronterizo río San Juan, bajo el auspicio del Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, que financió la draga Soberanía, que socava el lecho del río.
Los trabajos de esta draga, llamada Soberanía, están bajo el mando del excomandante guerrillero Edén Pastora, quien fuera uno de los líderes de la revolución sandinista a finales de la década de los 70.
Ortega y Pastora minimizan los daños ambientales en la zona de dragado, y aseguran que, por el contrario, el dragado traerá beneficios a ambos países.