Hoy se estrena la película La ciudad de las tormentas, que vuelve a plantear el tema de la invasión a Iraq desde una propuesta crítica
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El contenido crítico de la película La ciudad de las tormentas (Green Zone; 2010) es tan fuerte que gran parte de los comentarios han dicho que se trata de un filme que se debió haber hecho desde hace tiempo y que, por eso, llega tarde a la realidad política, porque es una película que podría haber evitado la guerra con la invasión a Iraq. Tal el carácter político que conlleva la trama.
En La ciudad de las tormentas, el argumento se hila no solo por los acontecimientos, sino también por la excelente actuación de Matt Damon (¿cuándo no?), quien encarna a un militar encargado de encontrar las armas químicas de Saddam Hussein, pero que no las haya por ninguna parte.
La trama en detalle. Durante la ocupación de Bagdad, Iraq, en el 2003, por parte de las tropas estadounidenses, al subteniente Roy Miller (Matt Damon) y a su equipo les encargan la misión de recorrer el desierto en busca de armas de destrucción masiva supuestamente almacenadas allí.
Los soldados a la orden de Miller registran escondite tras escondite, a cual más peligroso, pero, en vez de letales agentes químicos, descubren un elaborado plan que cambia el propósito de su misión.
Rodeado de agentes con objetivos contradictorios, Miller debe abrirse camino entre una maraña de espías en un país desconocido, mientras intenta encontrar respuestas que quizá sirvan para salvar a un gobierno o para detener la guerra en una región muy inestable.
No todo es como lo ha dicho el presidente Bush en su país ni como la prensa se lo ha dicho al mundo. Por eso, Roy Miller no tardará en descubrir que, en un momento difícil y en una región explosiva, el arma más difícil de encontrar es la verdad y que sus enemigos no son solo los iraquíes, sino otras fuerzas políticas de Estados Unidos.
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