EscucharLuisiana(AP). El gobernador de Luisiana, Bobby Jindal, declaró el jueves el estado de emergencia a medida que un derrame de petróleo en el Golfo de México se extendía hacia la costa y amenazaba su frágil ecosistema.
La orden le permite al estado liberar recursos en preparación para el arribo de la mancha de crudo, prevista posiblemente para el viernes.
El derrame afectaría una amplia gama de especies silvestres, incluidas ostras, camarones y otras de las cuales dependen los ingresos de los pescadores de la zona.
Entretanto, el gobierno federal inició el envío de diversos recursos y ofreció ayuda de las fuerzas armadas para contener el derrame y evitar un desastre ambiental que podría destruir las zonas pantanosas costeras.
Un ejecutivo de la firma BP PLC, que arrendaba la plataforma de prospecciones que la semana pasada estalló y se hundió, dijo a la cadena de televisión NBC que la empresa recibirá con agrado la ayuda de los militares.
Agradeceremos la ayuda de todo el mundo, comentó Doug Suttles, director gerente de BP Exploración y Producción, filial de British Petroleum.
La Guardia Costera recomendó a la empresa que solicite oficialmente mayores recursos al departamento de Defensa. y el jueves, el presidente Barack Obama envió a la secretaria de Seguridad Interna Janet Napolitano, al secretario del Interior (Parques Nacionales) Ken Salazar y la administradora de la Agencia de Protección del Medio Ambiente Lisa Jackson para ayudar en la contención del derrame.
Empero, no queda mucho tiempo: el crudo del derrame ha llegado a 19 kilómetros (12 millas) de la costa y llegará al litoral el viernes. Fue descubierto un tercer derrame, que según los especialista del gobierno es cinco veces mayor que lo calculado en un principio _ unos 5.000 barriles diarios procedentes de un pozo dañado por la explosión y situado a 64 kilómetros (40 millas) de la costa.
Suttles contradijo en un principio los cálculos del gobierno y negó que la empresa no pudiera manejar la operación para contener el derrame.
Empero, a primeras horas del jueves, reconoció en la televisión que el derrame podría ser tan extenso como pronosticó el gobierno. Agregó que no hay medio de medir el flujo de la fuga en el lecho marino y reconoció que queda pendiente calcular cuánto crudo llega a la superficie.
Si en poco no puede ser cegado, casi 100.000 barriles de crudo, unos 4,2 millones de barriles, podrían contaminar las aguas del golfo antes que los equipos de emergencia puedan perforar un poco de alivio para aliviar la presión. En comparación, el Exxon Valdez, el peor derrame de crudo en la historia de Estados Unidos, derramó 11 millones de galones en la bahía Prince William de Alaska en 1989.
