Nos inundan de dólares. La entrada de divisas en las últimas semanas se ha incrementado notoriamente. Para asegurar que el tipo de cambio no baje de 500, el Banco Central se ha visto obligado a comprar el excedente de dólares que hay a ese precio: cerca de 500 millones de dólares en el último mes.
En esta época del año usualmente entran muchas divisas al país para el pago de aguinaldos, impuestos, marchamos y otros. Pero este año se le ha sumado otra fuente de divisas, aún mayor. Grandes inversionistas extranjeros han encontrado una oportunidad interesante para colocar su dinero en nuestro país. El rendimiento que reciben en Costa Rica es muchísimo mayor que si dejan sus inversiones en Estados Unidos o Europa. La combinación de tasa de interés, expectativa de devaluación y riesgo resulta muy atractiva cuando se hace la inversión en colones.
Las tasas de interés en colones han subido mucho en el último año, siendo el elevado déficit fiscal la principal razón. Al mismo tiempo, el tipo de cambio lleva ya mucho tiempo fluctuando en un pequeño rango alrededor del piso de la banda. La cuenta externa está balanceada, por lo que hay pocas expectativas de que el colón se devalúe. Como el Banco Central mantiene su política de no permitir que el tipo de cambio baje de 500, los inversionistas hacen sus cálculos basados en la expectativa de que el tipo de cambio no se moverá.
El cálculo de los inversionistas es algo así: si en Estados Unidos recibe menos del 1% de intereses por un título financiero a un año, y en Costa Rica puede recibir 10%, la decisión de dónde invertir depende de la percepción del riesgo de que no le devuelvan la plata al vencimiento.
Aunque el Gobierno había anunciado que, de no aprobarse la fallida reforma tributaria, el país entraría en un caos total, ya nos hemos dado cuenta de que no fue así. El déficit fiscal es alto, pero la probabilidad de que el Gobierno no pague su deuda en el corto plazo no parece ser tan alta. Al menos no tanto como para que los inversionistas dejen pasar la oportunidad de ganarse un premio de 9%.
En estas circunstancias, existe el problema de que la compra de divisas del Banco Central genera presiones inflacionarias. La combinación de inflación alta con tipo de cambio estable es perjudicial para la competitividad de los productores nacionales y exportadores.
La raíz del problema es el alto déficit fiscal que provoca altas tasas de interés. Hay que trabajar en bajar el déficit, y seguir buscando formas de financiamiento que no presionen las tasas de interés en colones. El otro problema es la política monetaria y cambiaria del Banco Central. Ya va siendo hora de pensar en abandonar el sistema de bandas y dejar que el tipo de cambio flote.