Un estilo sobrio compuesto principalmente por trajes sastre, muy pocas joyas y aún mucho menos maquillaje han caracterizado a la presidenta Laura Chinchilla en los primeros meses de gestión.
La mandataria, amante confesa de los vestidos y quien tarda 45 minutos en su arreglo personal cada mañana, ha mostrado, desde que tomó el poder, un guardarropa donde predominan los colores negro, azul, café, terracota y beige .
Sus trajes son de diferentes casas de moda, le dijo a Viva Chinchilla, calificada como una de las mujeres más influyentes de Latinoamérica, según la revista Time .
Dentro de su armario, además de prendas de marcas comerciales, también hay vestidos de firmas tan importantes como Carolina Herrera, St. John y Escada. De esta última firma, el más recordado será, sin duda, el traje blanco que usó en el traspaso de poderes, en mayo.
No obstante, ella aclara que este tipo de marcas son minoría en su ropa.
Lo que admitió sin ninguna pena es que su mamá, Emilce Miranda, es su más importante asesora en materia de moda, tanto así que aprovecha cada vez que ella sale del país para que le compre algunos estrenos.
Como complemento a su indumentaria, Chinchilla dijo que le gusta el maquillaje discreto y joyas que no resalten demasiado, por lo cual siempre se le verá usando un par de anillos, aretes pequeños y un collar discreto.
La mandataria confesó que cada día ha descubierto que el secreto de hacer congeniar su apariencia con su trabajo radica en buscar la comodidad por encima de lo que esté a la moda.
“Ser mujer presidenta no es fácil. A los hombres les es sencillo, basta con salir de su casa con un traje, una camisa y una corbata. Lo que hemos hecho, en mi caso, es irnos adaptándonos a las agendas, porque resultaba complejo traerse siempre un par de zapatos diferentes si se salía a hacer un trabajo de campo, o un vestido por si tenía que ir a algo más formal”, comentó.
Ojo crítico. En un análisis hecho por los especialistas en moda Amanda Moncada, Priscilla Qualls, Roberto Lobo y José María Milo Junco, a petición de Viva , los conocedores calificaron el estilo de la mandataria al vestir como “muy conservador” y “poco arriesgado”.
Los especialistas expresaron que Chinchilla ha tenido sus aciertos en sus apariciones públicas; sin embargo, aún hay mucho qué mejorar, pues suele usar tonos oscuros que no le favorecen, no utiliza accesorios ni cuida pequeños e importantes detalles, como la pintura de sus uñas o el maquillaje.
“Ella es una mujer que tiene posibilidades y que no las aprovecha, porque que usa colores inadecuados, siempre muy oscuros, sin fijarse en su cabello y su piel”, aseguró Junco.
Después, agregó: “Ella no hace que la vuelvan a ver. No se trata de que sea una estrella de cine, pero debe distinguirse entre los demás con excelentes vestidos, un maquillaje apropiado y una joya que se distinga. Ella tiene que sobresalir entre los demás”.
Por su parte, Priscilla Qualls destacó que, aunque Chinchilla ha tenido un cambio positivo desde que asumió el poder en esta materia, es importante que acentúe sus prendas con broches, fajas, una chaqueta o una estola. A su juicio, estos detalles le pueden dar una mayor versatilidad a sus trajes, sobre todo cuando debe repetirlos en períodos cortos.
“Es una mujer de prendas básicas. Siento que es una estrategia, porque al ser la primera Presidenta del país, posiblemente prefiera destacar por sus logros a nivel profesional que como fashionista . Esto es lamentable porque en el país estamos sedientos de figuras y ella puede ser un ícono de la moda”, dijo.
Amanda Moncada, quien aseguró que tiene muchos años de conocer a la Presidenta, comentó que una de las mayores críticas que le ha hecho es el descuido de su maquillaje. En su opinión, Chinchilla tiene una mirada penetrante que no explota y que le puede servir para transmitir sus mensajes.
Moncada le aconseja a Chinchilla ponerle cuidado al largo de sus faldas, pues le quedan cortas en algunas ocasiones.
Laura Chinchilla expresó que, poco a poco, se acostumbra a que hagan comentarios acerca de su aspecto y agregó que la crítica no le preocupa demasiado, pues para ella lo importante es que se le juzgue por su manera de gobernar y no por su apariencia.