La inversión extranjera directa ha logrado mejorar los salarios de los trabajadores de estas empresas y su productividad, pero también ha creado una brecha respecto al resto de la fuerza laboral del país.
Este es uno de los dilemas que impone la inversión extranjera directa, según comentó ayer Jorge Mario Martínez, uno de los autores del estudio La inversión extranjera directa en Costa Rica: factores determinantes y efectos en el desarrollo nacional y regional.
El estudio es parte de los documentos que se elaboraron para el decimoctavo informe Estado de la Nación , que se presentará a principios de noviembre.
Según el documento, mientras que en el 2008 el salario mensual promedio de un trabajador en zona franca era de $842, el salario de un profesional promedio era de $611 y el mínimo promedio de $336.
En cuanto a la productividad, la de los trabajadores en zonas francas crece al 9% anual, mientras que en el resto del país a un 2%.
Otros dilemas que plantea la inversión extranjera son: que si bien los recursos que ingresan ayudan a financiar el déficit en la cuenta corriente (exceso de importaciones de bienes y servicios sobre las exportaciones), también lo profundiza pues en ese sector las compras al exterior superan a las ventas.
Además, existe la paradoja fiscal, que es que los sectores más ricos aportan menos en impuestos, y por lo tanto el resto de sectores aportan para sus necesidades, como carreteras, por ejemplo.
Martínez explicó que muchos de los dilemas están relacionados con políticas públicas, que corresponden a los políticos; no obstante, es interesante ver lo que han hecho otros países para sacarle mayor provecho a este tipo de inversión, la cual también ha sido beneficiosa.