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En 1921, Scott Fitzgerald publicó El extraño caso de Benjamin Button , del que existe una versión cinematográfica. La novela trata de un suceso extraordinario: un bebé que nació viejo y que año tras año va rejuveneciendo.
Otras historias vienen a la mente cuando se piensa en El diario de Jonathan Monroe , el primer libro de narrativa de Pedro Núñez. Algunas de ellas son El retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde, y La caída de la casa Usher, de Edgar Allan Poe.
Uno de los valores más ricos de la literatura es su capacidad dialógica; es decir, la posibilidad de que un texto “hable” de otros o, al menos, que haga pensar en ellos. Esto es la intertextualidad.
El libro de Pedro Núñez tiene una gran dimensión intertextual, especialmente afincada en la literatura norteamericana del siglo XIX y principios del XX.
Las voces de Fitzgerald y de otros autores, como Poe, Wilde, Mark Twain y Robert Louis Stevenson, parecen recorrer estas páginas. Además, también se percibe la influencia latinoamericana de Horacio Quiroga y Julio Cortázar.
En su obra teórica Introducción a la literatura fantástica , Tzvetan Todorov menciona tres tipos de relato: el extraño, el fantástico y el maravilloso. Para Todorov, un relato extraño es aquel en el que un fenómeno misterioso termina siendo explicado a partir de leyes naturales del universo.
Cuando aquel fenómeno se explica por medio de una solución sobrenatural, es un texto maravilloso, y aquel fino límite entre lo real y lo imposible es la trinchera de los relatos fantásticos, de aquellos en los que no hay explicaciones.
Se podría pensar que la obra de Núñez recorre con facilidad esos tres tipos de relato pues cada uno presenta distintas maneras de entender lo que la realidad impone como irresoluble.
Otro valor fundamental del libro es el de ubicar la mayoría de sus relatos en el contexto costarricense, con lo que se tiene una interesante fusión de temas clásicos, símbolos arquetípicos y espacios locales. Además, la mayoría de persona-jes utilizan el vos , apropiándose literariamente de esta forma de tratamiento característica de algunos países hispanoamericanos.
El libro se abre con un epígrafe de Edgar Allan Poe que resalta la influencia que los clásicos norteamericanos tienen sobre el autor.
El primer cuento, “La rosa negra”, retoma un símbolo cargado de significaciones en la literatura: la rosa. En este caso, una flor exótica, de belleza excepcional, se vincula con un amor eterno.
“La maldición” es el segundo relato del libro, y su intertexto innegable es “El gato negro”, de Poe. Este cuento retoma otro símbolo de larga tradición cultural: el gato, que se convierte en causante de una de maldición y una tragedia.
“A sangre fría”, narración detectivesca, incorpora elementos de la ciencia-ficción y se vincula con las inquietudes literarias del siglo XIX en torno a los médicos, el avance de la ciencia y la posibilidad de que el ser humano logre ir más allá de la naturaleza y de la muerte.
“Adorables mascotas”, tal vez el texto más simpático del libro, lleva al lector a la mente trastocada de Fabián Lizarazu, millonario y excéntrico coleccionista, quien, al parecer desinteresadamente, invita a un antiguo amigo suyo a conocer las asombrosas criaturas de su zoológico personal.
“La casona” lleva a la casa misteriosa donde alguien ha desaparecido sin dejar rastro.
Finalmente, “El diario de Jonathan Monroe”, relato que da el título al libro, se ambienta en 1913. Su personaje principal es un neoyorquino nacido en 1878 y descendiente de irlandeses.
De modo misterioso, Jonathan Monroe pasa de conducir un auto por las calles de Nueva York a estar perdido en una isla, y debe afrontar la atroz soledad y la incertidumbre de no saber qué será de su vida.
Igual que el personaje de “Adorables criaturas, el lector de El diario de Jonathan Monroe se encuentra ante una exhibición de piezas especiales. Digamos que Pedro Núñez se encargó de ser él también una especie de personaje debido a su intención de mostrar una colección de objetos extraños, que ha ido creando, como un naturalista de la vida, en cada una de sus experiencias.
Mediante su colección Ditsö, Uruk publica autores noveles que enriquecen la cultura literaria costarricense. Su catálogo no se contenta con lo establecido, sino que también experimenta, y esto es algo que debemos agradecerle.