“Proivido votar vasura”, recuerdo haber leído hace varios meses en un lote baldío de una localidad rural cuyo nombre prefiero olvidar. De haber tenido una cámara a mano, la foto de tan impresionante compendio de horrores ortográficos aparecería hoy en las páginas de nuestro reportaje de portada.
Ahora este problema –de descuido, ignorancia o rebeldía–, tiene otra enorme vitrina donde exhibirse: se llama Internet y ha hecho que las faltas en el deletreo sean propagadas a una velocidad y con un alcance nunca antes vistos. Otra plataforma funciona también como disparador de palabras mal abreviadas, fonemas cambiados y errores ortográficos de todo tipo: los teléfonos celulares y demás dispositivos para enviar mensajes de texto.
No se trata de buscar culpables ni de enfrentarlos con los puristas del idioma, a quienes este fenómeno los hace estremecerse. Sin embargo, la situación merece un análisis cuidadoso, máxime porque empieza a adquirir tintes muy particulares en esa inmensa comunidad que es Internet.
HOYGAN (“Oigan”) es el nombre dado a quienes acceden a foros y chats para escribir, sin el menor sonrojo, sus comentarios en letras mayúsculas y con abundantes errores de ortografía. No son queridos y me atrevería a afirmar que son muchos. Arturo Pardo entró un poco en su mundo y luego salió de él para entrevistar a los de la acera contraria.
HOYGAN todos: aunque tal vez les dé risa, esto es serio. Si no me creen, los dejo con el artículo.