Si bien por estos días, las prisas de la Navidad se han apoderado ya de todo el país, tan pronto pase este torbellino de compras, envolturas y tamales, los ticos correrán a hacer maletas para escaparse de vacaciones a su destino de siempre.
Y en enero, antes de que empiecen las clases en escuelas y colegios, las playas se llenarán de colores y movimiento... las mismas playas de siempre.
Siendo el nuestro un país de costas paradisiacas, ¿qué le impide a los costarricenses elegir un nuevo destino cada vez que hay tiempo y dinero para salir de paseo? Sin duda, la respuesta incluye, como uno de sus factores principales, la condición de la red vial. Algunas playas de sin igual exuberancia y belleza eran prácticamente inaccesibles hasta hace pocos años.
La situación no ha mejorado sustancialmente, pero puede hacérsele frente con un vehículo de doble tracción y un espíritu algo abierto a la aventura. La recompensa, les aseguro, es cuantiosa.
Hoy les proponemos una posible ruta para sus próximas vacaciones; claro está que no es la única, pues en Costa Rica abundan los parajes de ensueño.
Hablamos del sur de Guanacaste, una zona donde todavía no llegan los lujosos hoteles ni los modernos centros comerciales, y la naturaleza se muestra en todo su esplendor al visitante.
Anímese a cambiar la cabina de todos los años y la piscina de siempre por una experiencia vital que enriquecerá sus cinco sentidos.