Detalles de la escalera Selaron en Ro de Janeiro, Brasil. Obra de un pintor chileno que contiene azulejos de ms de 140 pases, incluido Costa Rica. RANDALL CORELLA / LA NACION (RANDALL CORELLA / LN)
No hay un solo centímetro en sus costados y escalones que no esté cubierto con azulejos multicolores. Verde, amarillo y azul se repiten grada a grada para dar forma a la llamada “escalera más famosa del mundo”.
Ubicada en la calle Teotônio Regadas, en el límite entre los barrios de Lapa y Santa Teresa, la
La mayor parte de su existencia fue una escalera gris; hecha de concreto y piedra, y cercada por casas de paredes aún más grises. Sin embargo, desde hace dos décadas, un excéntrico pintor chileno se empeñó en hacer de ella la obra maestra de su vida.
Bañeras viejas, plantas y trozos de cerámica fueron los materiales con los que Jorge Selarón transformó la insípida calle en una escala inevitable para miles de turistas de todo el mundo.
Fueron los mismos turistas quienes hicieron la mayor contribución al prestigio del que hoy goza la Escalera Selarón. Una vez de regreso en casa, decenas de ellos enviaron hasta Río de Janeiro un azulejo de su país o ciudad que el artista chileno incorporó con gusto a la obra.
“Es muy original, porque cuando se hace una obra de arquitectura, se construye con materiales de uno o dos países como máximo, pero encontrar una escalera con materiales de 132 países, solo esta”, dice el pintor.
Y Selarón no exagera con la fama de su obra. La singular escalera ha sido escenario de muchos reportajes y programas en medios de todo el mundo; ahí se han grabado documentales,
Jorge Selarón nació en Chile, en 1947. Después de viajar, trabajar y vivir en más de 50 países, arribó a Brasil en 1983. Siete años después, comenzó una locura que se convertiría en la pasión de su vida.
“En el comienzo, todos se reían. Mientras trabajaba, mi profesión cambió de pintor a escultor, mis manos se cubrieron de sangre, callos y dolor. Aunque el trabajo fuera difícil, yo me apasioné con él”, cuenta.
Con tal de conseguir el dinero para los materiales, no le importó que la renta morosa y el teléfono cortado fueran algo común al final de cada mes. Cuando la plata faltaba, detenía la obra y se dedicaba a pintar; vendía algunos cuadros y en cuestión de días, volvía a pegar azulejos.
“Desde 1977, he pintado y dibujado más de 25.000 mujeres negras embarazadas (su seña personal) y miles de autorretratos”, reconoce el artista, que sigue vendiendo cuadros en su taller, junto a la escalera.
Semejante esfuerzo le valió la admiración de brasileños y extranjeros que pronto se solidarizaron con su proyecto. Hoy, recibe tantos azulejos que hasta le alcanzan para cambiar los más feos o dañados con cierta frecuencia.
España, Inglaterra, Francia, Alemania, Egipto, Turquía, Holanda y Panamá; al menos tres continentes están representados en la singular escalera.
No hay que caminar mucho para encontrarse el único azulejo de Costa Rica. Muy cerca del piso, en la segunda bañera a la derecha, una carreta típica y una rana verde sobresalen junto a las piezas de Cagliari (Italia) y varias ciudades de Estados Unidos.
“Tiene un sapillo
Sin embargo, el azulejo está perdiendo belleza; y la representación de Costa Rica en la llamada escalera más famosa del mundo podría peligrar.
“Que me envíen azulejos para colocar, porque ese no está bien; es un papel pegado en un azulejo y ya se está destruyendo. Que sea algo original, pintado con tinta de cerámica sobre azulejo, y colocado en el fuego; en Costa Rica debe de haber mucha gente que hace cerámica. Pueden enviarme una carreta típica con esas ruedas bonitas, la bandera o el escudo”, concluye Selarón con su ya marcado acento portugués.