Con el argumento de aplicar “realismo político”, el Gobierno evitará mandar al Congreso una nueva reforma fiscal este año, a pesar de subrayar la urgencia de nuevas reglas tributarias para la sostenibilidad financiera del país.
El ministro de Comunicación, Francisco Chacón, apuntó las dificultades políticas que se generan en el Congreso durante un año electoral, como lo será este.
“Estamos empezando campaña electoral. No recuerdo en la historia que un plan fiscal se apruebe en estos meses”, dijo Chacón.
La historia reciente, sin embargo, lo contradice. Aunque la Sala Constitucional lo derrumbó después por aspectos de forma, sí hubo un plan fiscal impulsado en año electoral, tramitado en el 2005 y aprobado justo después de los comicios del 2006, en los que quedó electo Óscar Arias.
Arias evitó impulsar una reforma fiscal en el Congreso y la presidenta Laura Chinchilla lo hizo en el 2011, pero fracasó. Aunque el paquete también se aprobó, la Sala IV de nuevo se lo trajo abajo por razones de forma, a principios del 2012.
Ahora va un nuevo intento. Lo anunció el ministro Hacienda, Édgar Ayales, preocupado por la necesidad de reducir el déficit fiscal, que ahora equivale al 4,8% del producto interno bruto (PIB). La pretensión es reducirlo a la mitad.
Cálculos. El proyecto ya empezó a diseñarse, pero Ayales dijo que será en febrero del 2014 cuando llegue la propuesta a los diputados, cuando ya se conozca quién presidirá y quiénes legislarán el país entre el 2014 y el 2018.
Esto, para evitar las distorsiones políticas propias de una contienda electoral, según Chacón.
Por ejemplo, el diputado libertario Manuel Hernández aseguró que el plan sería “inviable” en este año, mientras su homólogo del PAC Gustavo Arias dijo que “sería muy difícil, pero el Gobierno tiene la responsabilidad de hacerlo”.
En juego está el manejo de un tema impopular como el pago de impuestos en momentos en que los partidos intentan seducir a los ciudadanos para que voten por ellos en las elecciones del 2 de febrero 2014.
El precandidato único de Liberación Nacional, Johnny Araya, es uno de esos que pretenden el favor popular y que, a la vez, se podría beneficiar en un eventual gobierno suyo con nuevas reglas fiscales.
“El país necesita actores políticos transparentes y la campaña es un momento oportuno para debatir sobre estos temas, de cara a la gente”, dijo por correo electrónico.
Para Fabio Molina, jefe de la bancada de 24 diputados oficialistas, el 2013 debería ser útil para la discusión legislativa sobre lo fiscal. “Sería la máxima muestra de valentía y congruencia. Eso rompería los esquemas de la politiquería”.
En el tintero del Ministerio de Hacienda está la idea de reducir los incentivos fiscales (sobre todo exoneraciones) y también convertir el impuesto de ventas en un impuesto al valor agregado (IVA), que se cobraría a más sectores y que permitiría controles cruzados.