Aplausos de pie dedicó el Gobierno al Congreso al cierre del mes de agosto, satisfecho por las leyes aprobadas durante cuatro semanas de sesiones extraordinarias, en las cuales la agenda de temas la controló el Ejecutivo.
Entre los logros, están la aprobación de la ley de eurobonos (¢4.000 millones para comprar deuda barata) y la votación de dos leyes fiscales destinadas a mejorar la recaudación y a reforzar los controles. También se aprobaron la moratoria de dos años de los desalojos en zonas costeras, y la reforma a la ley de bienes inmuebles, que tenía enfrentados sectores de fuerte brazo político: agricultores y alcaldes.
El pasado viernes, en un discurso en Cartago, la presidenta Laura Chinchilla habló del “más provechoso periodo de sesiones extraordinarias que se haya podido ver en los últimos gobiernos”.
El mismo viernes, el ministro de la Presidencia, Carlos Ricardo Benavides, dijo que este fue “un magnífico periodo”, a pesar de que en todo momento fue escéptico por la brevedad de estas cuatro semanas y la polémica surgida en torno a la exoneración de tierra agrícola.
El Congreso también alojó en agosto discusiones entre oficialismo y opositores por las investigaciones sobre “la trocha” y sobre financiamiento electoral.
Además, hubo quejas del Ejecutivo por la falta de autorizaciones para el ingreso de buques de guerra estadounidenses que colaboran en el patrullaje antidrogas.
Pese a los debates, las negociaciones permitieron la aprobación de planes considerados urgentes por el Gobierno.
A su vez, el diputado opositor Luis Fishman (PUSC) resaltó la productividad de estas cuatro semanas y la atribuyó a la “actitud de diálogo y al pragmatismo político” de Fabio Molina, jefe de la bancada del Partido Liberación Nacional (PLN).
“Estuvimos trabados, pero él ayudó mucho a construir puentes; debo decirlo”, expresó.