El Gobierno reconoció ayer que el prematuro veto de la presidenta Laura Chinchilla al aumento salarial de los diputados le costará caro en su relación con las fracciones legislativas de oposición.
Marco Vargas, ministro de la Presidencia, admitió que deberán trabajar intensamente para recuperar la confianza de la mayoría de las bancadas si pretenden la aprobación de otras iniciativas.
“Confío en que los proyectos de interés nacional hagan superar el enojo por la decisión de doña Laura. Sí hay que ser honestos, nos dificulta”, manifestó Vargas.
Sus temores los confirman las manifestaciones de los jefes de las fracciones opositoras, especialmente, de aquellos que acompañaron a los liberacionistas en su arriesgada aventura de aprobarse un alza salarial del 72%.
El jefe libertario, Danilo Cubero, y su homólogo socialcristiano, Wálter Céspedes, manifestaron abiertamente su desconfianza en la jefa del oficialismo, Viviana Martín.
Ambos sostuvieron que la verdiblanca siempre les aseguró contar con el respaldo de la Casa Presidencial para el ajuste.
“En todo momento, en las diferentes reuniones siempre se le preguntó a Viviana Martín ‘¿cuál es la posición de la señora Presidenta?’ Doña Viviana dijo: ‘la señora Presidenta está con el tema, la señora Presidenta está con esto’”, reclamó ayer Cubero.
De hecho, ayer saltaron a la vista contradicciones entre la Presidencia y la jefa del PLN.
Según Martín, “hubo una completa coordinación” con Casa Presidencial y un “mutuo apoyo” en el tema del alza salarial.
Pero la Presidenta manifestó otra cosa: “Nunca ese tema se tocó en las reuniones del Gobierno. Al tema le hemos dado seguimiento, pero no ha sido objeto del Consejo de Gobierno”.
A pesar de todo, la jefa liberacionista extendió ayer a los opositores la “invitación a seguir construyendo” y a sentarse a dialogar sobre los temas nacionales.
Para el socialcristiano Céspedes, lo que debió hacer Chinchilla fue pedirles el retiro del plan antes de vetarlo anticipadamente.