Costa Rica es el único país del mundo donde el turista extranjero no puede usar el GPS en su automóvil sin que se le haga un colocho vial llegar a su destino.
No solo por las señales y direcciones que, a diferencia del mundo civilizado, aquí son demasiado criollas, sino por la red infinita de recovecos que impiden a los satélites ubicarse y resolver nuestro rompecabezas vial.
Por ejemplo, un turista que se hospede en San Pedro de Montes de Oca y decida irse de paseo por tierra a alguna playa guanacasteca estará condenado a no saber hacia dónde se dirige ni lo que le espera.
Monitoreemos a continuación toda esa travesía suya con un GPS que se las ve a palitos para poder orientarlo:
“¡Bienvenido! Este GPS le desea muy buen viaje. Bueno, esto es un decir o protocolo de cortesía, pues con estas carreteras ticas todo puede suceder.
“Salga a la derecha y avance 100 metros... ¡Alto! Mejor devuélvase: la “muni” sigue sin reparar la zanja de la esquina. Dé vuelta en U a como pueda y juéguesela contravía. ¡Cuidado! Se está metiendo en la sala de esa casa; le dije U, no W. Prosiga. Como va al revés, pele bien el ojo por si se le aparece un policía de tránsito. Si es un negrillo, tartamudo, pelo trinche y ojos gachos asignado a esta zona, dígale que me conoce. Y que no le pida nada para el café porque más bien me debe plata. Con eso lo sosiega.
“Ahora agarre a la izquierda, capéese el hueco de la alcantarilla, pítele al taxista para que se abra y sea usted muy bienvenido a la primera presa. ¡Achúuuuu! Perdón, pura alergia de humo. ¿Por qué no cierra un toque la ventana? ¡Gracias! Continúe derecha-izquierda-derecha-izquierda cada vez que llegue a una esquina. Si no hay esquina, déle varias vueltas a la manzana hasta que aparezca una. Aquí meta la trompa todo lo que pueda antes de que esos otros chunches se le claven. ¿Qué está haciendo? No; la trompa del carro; no la suya. Estuvo a punto de que lo dejaran plano.
“Avance. Así es. A la derecha... siga el humarascal de ese bus. Si deja de ver el bus, continúe detrás del humo. A los 50 metros, súbase a la acera porque hay un choque en media calle. Está usted en el antiguo Higuerón, aunque ahora hay uno nuevo. Deberían volver a llamarlo Higuerón, así, pelado. En esta esquina puede comprar chances. Apúrese porque estamos haciendo la presa y los conductores de atrás le están ventilando a su madre. ¿Qué compró? ¿54? ¡Está lactando! Ahora siga. Si no ve señalización alguna en la calle, va perfecto, es decir, no nos hemos salido de Costa Rica.
“Acelere. Siga recto. Bueno, esto también es un decir, pues en este país no hay nada que sea recto. Frene aquí rápido: oigo venir la Sincejas , la locomotora. Agárrese porque va a sentir un movimiento rápido de 6,4 en la escala Richter cuando atraviese la calle en construcción del nuevo barrio chino. No tema. Folclor tico.
“Diríjase hacia el oeste, como yendo hacia donde estaba El Pato Cojo. ¡Viera qué “bocas”! No, no eran de pato. Siga derecho. Si siente que se está devolviendo hacia el este, tranquilo; buena señal. Cero compliqueichon . Aquí en Costa Rica le ponen pimienta a las vías, pues usted tanto avanza, tanto retrocede. Es la única manera de no llegar llegando. A veces incluso usted regresa al punto de origen y vuelve a salir, y así, hasta que llega. ¿A dónde? Nadie sabe.
“Continúe. Ahora devuélvase. Vuelva a avanzar. ¡No le digo! Caímos en una manifestación de porteadores. Y otra de universitarios. Y otra de... Retroceda. ¡Ojo! El carro blanco de al lado se le quiere atravesar; enjache al conductor lo más feo que pueda. La cara le ayuda mucho. Si este le saca un arma, no cuente más conmigo; este GPS se desconectará automáticamente. ¡Mirala que me quedo! A ver. Siga reculando. Por la avenida 10 ni se le ocurra ir, porque está en reparación. Es lo que dicen. Tampoco por la 12 porque por ahí vienen los maestros en huelga. Haga ahora una izquierda-derecha, norte-sur, arriba-abajo. O sea no se mueva. Vire a un costado rotondeando, girando, redondeando... Así es, como montar novillo.
“¡Congratulaciones!; usted ha llegado intacto a la parada de Puntarenas. Y en una hora exacta; a veces se dura hora y un minuto. Continuemos. ¡Mmm...! Huele a empanada de chicharrón. No se distraiga con el olor. Tuerza aquí hacia la iglesia María Auxiliadora. Después le explico quién es ella. Por ahora limítese a persignarse porque no sabe lo que le aguarda. Pídale fortaleza. Cuando tope con cerca, usted habrá llegado a La Sabana.
“Cuando llegue al cruce de Tapia, coja a la derecha. Usted viajará por la Bernardo Soto debido a que en la Próspero Fernández hay una maratón y por ahí no pasa ahora ni un neutrino. Además, en la ruta a Caldera se reporta diluvio de piedras en la vía. Usted tiene que manejar ahí como camaleón; mirando con un ojo móvil la vía, y con el otro, las rocas que caen del cielo. ¿Que quiénes eran don Bernardo y don Próspero? De la época cuando aquí había líderes. A propósito, está usted pasando en este instante por el monumento a León Cortés; ahora continúe hacia la General Cañas.
“Deténgase; semáforo en rojo. ¡Madre santa, mire ese mujerón que va cruzando la calle...! ¡Qué bárbara! No la vea. Yo lo hago por usted desde el satélite. Para eso me pagan. Concéntrese en la vía. A lo que vinimos y a lo que vamos. Siga recto. El recto tico que es y no es. Luego desvíese a la derecha hasta sentir un intenso olor a pura galleta. Usted ha llegado ya a la Pozuelo. Lo normal sería ahora seguir por la autopista General Cañas pero también está inhabilitada como ruta aunque habilitada como nuestro máximo “combo turístico” del momento, o sea, platina, grúa y puente bailey , por si quiere fotografiarlo.
Después del Monumento Nacional, este combo se ha convertido en la segunda figura emblemática del país: el Esperpento Nacional.
“Baje por la Pozuelo hacia el norte y déjese llevar por gravedad con cuidado de no irse al Virilla. Si se precipita en este, una vez que llegue al fondo, relájese y siga río abajo a favor de la corriente. Navegue en el carro, hasta donde pueda, sin acelerar, y deje el radio encendido para que usted mismo se oiga en las noticias. Bájese en la primera piedra que pueda, quítese la camisa y empiece a hacer señales en redondo sobre su cabeza como bailando Caballito Nicoyano . Deje ir el carro; este se estacionará solo. No ponga los triángulos reflectivos.
“Y, bueno, si no cayó al Virilla, siga viviendo las intensas emociones de nuestras calles. Prepárese para el sinfín de recovecos que le aguardan antes de llegar al aeropuerto. A partir de ahora, siga mejor a la masa y no al GPS. Es más seguro. Nuestro satélite no ha podido configurar aún este tramo de la ruta. Está fuera de registro. Siga entonces a la multitud; cruce, baje, vire, doble, caiga, coja atajos, métase a cafetales...
“¿Siente usted que se extravió? Magnífico. Está en el sitio correcto y próximo a salir a cualquier lugar: patio, guindo, matorral, trocha, gallinero... menos al aeropuerto. Para llegar a la terminal, oríllese en la calle y espere a que un avión vaya a aterrizar. Cuando este aparezca es porque está a punto de llegar al aeropuerto. Aproveche entonces y métale la pata al acelerador de su carro y salga escuechado detrás del avión. Sígalo sin perderlo de vista porque es la mejor manera de llegar el aeropuerto por la vía más directa. Si el avión no aterrizara en el aeropuerto, reconfigure de inmediato el GPS y póngale frecuencia de potrero a ver si aterrizó ahí. Ahora, si en vez de aterrizar, usted ve el avión despegar, no se le ocurra seguirlo.
“Estamos por fin en el aeropuerto. Quítele al parabrisas la ropa, hojas, alambres y plumas que se llevó en banda durante la travesía. Ahora siga oeste. Si siente un mal olor, tranquilo; no es usted. Estamos pasando cerca de una fábrica de harina de pescado. Puro bacalao hervido. Siga. Si le dan arcadas, saque la cabeza por la ventana con cuidado de que una vagoneta no lo decapite. De ocurrir, “resetee” de inmediato el GPS, póngalo en cero y devuélvase aventado a recuperar su cabeza. Generalmente quedan colgando del espejo retrovisor externo; búsquela ahí.
“Continúe hacia Guanacaste. Si en algún momento un par de furgones le hacen ‘el sándwich’ a 120 kilómetros por hora, va pura vida. Dese por afortunado. Es normal sobre esa ruta. Seguirá así hasta Liberia. Si se quiere salir antes para tirarse un pinto con torta de huevo en el camino, hágale señas a tiempo al furgonero de atrás para que vaya frenando, no vaya a ser que lo deje a usted como esa misma torta.
“Estacione y entre al restaurante. Diríjase al fondo, derecha, para el baño de damas, o al fondo, izquierda, al de caballeros. Si usted ‘tira’ para los dos lados, úselos mita y mita . Lávese bien las manos, fróteselas de arriba abajo y procure no rascarse. No toque nada. Luego ordene y coma despacio. Buen provecho.
“Ya bien forrado , prosiga hacia el norte. Si siente una ligera modorra es porque el pinto le está llegando al cerebro en vez de al estómago. Si ve frijoles sobre la carretera, es que ya le llegaron estos al lóbulo neuroparietal inverso, región del cerebro a cargo de las ilusiones ópticas. A estas alturas, tiene usted el mar a la izquierda. Si lo tiene a la derecha, usted está en Limón. O va de regreso a San José. Revise su GPS o mire a su alrededor. Si ve toros enjachándolo , está usted en el lugar correcto. Evite preguntarles por alguna dirección a menos que usted quiera llegar volando, y no en carro, al lugar.
“Por razones obvias, hasta aquí llegan nuestros servicios de GPS (Gente Perdida Sinventura). De ahora en adelante, y hasta la playa, puede guiarse por el sistema CBS (Conductores Buscando Salida), cuyas principales pistas para llegar a su destino son la cabra amarrada a la cerca, la zapatería de Lolo, el rótulo de la Pilsen, la pulpe del manco Víquez... y de ahí, bajando, subiendo, gateando, arañando y escalando hasta el mar. ¡Felices vacaciones!