Jorge Guardia La entrevista concedida por Francisco de Paula Gutiérrez a Patricia Leitón en
En palabras campestres, dónde estamos y para dónde vamos.
Para ello, debía liberar el régimen cambiario para poder desencadenar la política monetaria que había sido secuestrada por un régimen cambiario desfasado, y sentar las bases para avanzar hacia el esquema de metas de inflación. Eso es suficiente para ganar un campito en el libro de la historia económica costarricense.
Su principal desacierto es haber prolongado demasiado el período de transición hacia el nuevo esquema de
Si lo hubiera logrado, le habríamos concedido rabo y orejas, según la tradición taurina.
Sin embargo, marcó el rumbo y definió el futuro. Las nuevas autoridades no se podrán echar atrás. La suerte está echada.
Según el último informe de inflación del Banco Central –uno de los más ricos conceptualmente– los próximos pasos serán abandonar las bandas para instaurar formalmente la flotación, definir las reglas de intervención con el objeto de morigerar las oscilaciones en el mercado cambiario (pero sin traicionar la tendencia del tipo de cambio conforme cambian los fundamentales para garantizar el equilibrio de la balanza de pagos), instaurar coberturas cambiarias para protección de exportadores e importadores, y afinar los mecanismos de transmisión de la política monetaria.
Lo esencial es que ya sabemos dónde vamos. Atrás quedaron las pretensiones egoístas y calculadoras de quienes añoraban recargar en el Banco Central (es decir, en todos los costarricenses) el peso del riesgo cambiario y las pérdidas sobrevinientes. Mantener una baja inflación será la forma más efectiva de preservar el valor real de los salarios. Y eso, a mi juicio, será su principal legado social.
La inflación descendió de un 16% en noviembre del 2008 al 6% anualizado a mayo anterior; las tasas de interés han descendido sin sacrificar su valor real, que ha permanecido positivo; las reservas monetarias gozan de buena salud, y hay más confianza nacional e internacional en el manejo macroeconómico. Si no, que lo digan los inversionistas extranjeros cuyos fondos se han venido a reposar en el país.
Sobre respuesta al bajo volumen de crédito también es acertada: la economía ya está creciendo bien, a una tasa similar a la registrada antes de la crisis. Si se expandiera, se podría recalentar por exceso de consumo y habría más inflación y devaluación.
La función del Central no es estimular artificialmente la producción, sino controlar la inflación. Y eso es clave en la coyuntura actual, de deterioro fiscal. Mantener un déficit fiscal del 5% del PIB ya involucra un incentivo fuerte como para estimular más la economía con una política monetaria expansiva.