Científicos y guardaparques costarricenses observaron y reportaron por primera vez un lobo marino en aguas nacionales.
Se trata de un animal característico de las aguas frías de las islas Galápagos (Ecuador), pero que a finales del 2009 recorrió la costa pacífica de Costa Rica, muy lejos de su hábitat tradicional.
Así lo reveló la semana pasada un nuevo estudio publicado por costarricenses en la revista científica brasileña en Internet llamada Check List .
Según los científicos, el ejemplar (Arctocephalus galapagoensis) fue visto por pescadores en el golfo de Nicoya, luego en playa Dominicalito y finalmente al sur en Sierpe, en Osa.
“Un lobo marino es una especie muy similar a una foca, no obstante, se diferencia en que posee orejas visibles y tiene capacidad para caminar sobre la tierra”, explicaron Damián Martínez y Andrea Montero, dos de los autores del estudio.
Estos lobos marinos tienen pelaje denso color café grisáceo y se alimentan sobre todo de peces. “Dentro del grupo de los leones y los lobos marinos, esta especie es la más pequeña”, dijo Montero.
Además, tienen poco dimorfismo sexual; es decir, es difícil distinguir cuál es un macho y cuál una hembra. Por ello, la forma que se usa para diferenciarlos es su tamaño y no el avistamiento de genitales. El ejemplar tico era una hembra.
Este lobo marino de Galápagos normalmente no emigra, de allí el enorme interés científico en el reporte de los ticos, coincide la veterinaria Gabriela Hernández.
Hernández, Martínez y Montero, autores de la publicación, forman parte de la Fundación Keto, que protege los recursos marinos.
Para realizar el estudio, tuvieron el apoyo de funcionarios del Área de Conservación Osa (Acosa). Además, se contó con la asesoría de dos biólogos marinos: Fernando Félix, de Ecuador, y Susana Cárdenas, de Perú.
Para identificar la especie, los expertos utilizaron fotografías suministradas por el periódico La Nación en el 2009.
“Es la primera vez que se tiene un registro fotográfico de este animal en aguas ticas”, enfatizó la bióloga Montero.
Misteriosa llegada. El cómo llegó este lobo marino de Galápagos hasta Costa Rica es un misterio. Sin embargo, los biólogos ticos tienen dos explicaciones posibles.
Una supone que su llegada al país fue producto del cambio de la temperatura del agua a nivel oceánico debido al llamado fenómeno de El Niño.
“Un efecto de El Niño es que las aguas se calentaron considerablemente en lugares que son tradicionalmente fríos y albergan mucho alimento para ellos, por lo que el lobo pudo haberse desplazado a otras zonas, en busca de alimento”, explicó Montero.
“Ahora bien, en este momento aún es difícil detallar si hay patrones que están cambiando en las aguas oceánicas para así tener una justificación exacta”, aclaró.
La segunda hipótesis es que el lobo pudo ser simplemente arrastrado por alguna de las corrientes marinas que se encuentran en la zona sur del continente.
Lo cierto es que recorrió cerca de 1.300 km de su localidad original hasta nuestro país y se desplazó por la costa del Pacífico costarricense de norte a sur.
Primero, fue visto en el golfo de Nicoya, en Guanacaste. Luego, se observó en playa Dominicalito y, por último, fue encontrado exhausto de la travesía en Sierpe, en Osa, en un pequeño riachuelo de agua dulce cuya temperatura era más fresca que la encontrada en el agua del mar.
Una vez recuperado y alimentado por el personal de Acosa con la colaboración del hotel Bahía Cocodrilo, el lobo marino fue liberado en punta Burica.
Aparte de la isla del Coco, punta Burica es el punto más al sur de nuestro país. Se encuentra en el cantón de Golfito, provincia de Puntarenas. La punta se comparte con Panamá, pero una tercera parte está en territorio costarricense.
“La liberación en ese lugar no tiene una explicación científica, simplemente fue para facilitarle su regreso a su lugar de origen desde el sitio más al sur del país”, mencionó Martínez.
Según los biólogos, no se tienen reportes de hacia dónde se trasladó el mamífero debido a que no se le colocó ningún dispositivo para monitorear su trayectoria.