Pascagoula, Mississippi (AP). Marcas, muestras de tejido y receptores de sonido, son algunos de los métodos usados por los científicos para estudiar el efecto sobre las ballenas y otras especies en peligro del derrame en el Golfo de México.
El barco Gordon Gunter de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica regresó a las aguas ayer, tras hacer una parada en Pascagoula, su puerto, para recoger equipos y provisiones. Como parte del estudio, boyas receptoras captarán sonidos en el lecho marino durante meses, esto permitirá a los investigadores determinar cambios en el tipo de mamíferos submarinos que detecten y lo que éstos hacen a medida que la cantidad de crudo aumenta.
Científicos de la Universidad de Cornell sumergirán docenas de unidades a lo largo del Golfo para escuchar los chasquidos de las ballenas cachalote y llamados de las rorcual de Bryde.
Como las ballenas emplean distintos chasquidos y llamados cuando se comunican, navegan y buscan alimentos, los científicos pueden identificar no sólo el tipo de especie que pasa por el lugar, sino también lo que están haciendo.
Una nueva tecnología que puede grabar a todas las especies mamíferas marinas que viven en el Golfo, entre ellas ballenas picudas y una gama de delfines, está siendo instalada por un grupo del Instituto Scripps de Oceanografía de la Universidad de California San Diego.
Una de las unidades ya ha sido colocada cerca de la hundida plataforma petrolera Deepwater Horizon, y otras tres se instalarán en áreas donde se está filtrando una gran cantidad de crudo.
“Las grabaciones de los sonidos de todos los mamíferos que habitan en el golfo dará un panorama más completo del estado del ecosistema”, dijo el doctor John Hildebrand.
Científicos de la agencia recogerán biopsias de ballenas cachalote y otros mamíferos marinos. También les seguirán la pista, mediante la observación y la grabación de sus sonidos, a fin de determinar dónde están y cuántos son.
Investigadores del estado de Oregon esperan asimismo marcar hasta dos docenas de ballenas cachalote cerca de un pozo natural. Los marcadores que pueden ser rastreados vía satélite les dirán si el derrame afecta el tamaño del área habitada por las ballenas y su movimiento por zonas donde se alimentan.
También marcarán a ballenas sanas de otros grupos, lo cual les permitirá saber si las ballenas en el Golfo han cambiado sus hábitos.
Además, los investigadores intentarán colocar marcadores en ballenas en la vía que se ha proyectado que tomará el derrame, para observar cómo reaccionan ante la llegada del petróleo.
Los estudios empezaron a mediados de junio y se espera que el barco regrese a puerto el cuatro de agosto.