Un show que se base en lo que ocurre tras las cámaras de un noticiero de televisión, que remueva las fibras y pasiones políticas y que muestre los obstáculos a que se enfrenta el periodismo ético en las convulsas aguas de los intereses comerciales y corporativos por donde debe navegar, tiene dos elementos asegurados: polémica inmediata y un buen número de detractores.
Y si a la fórmula le agregamos que detrás del programa está el genio creativo y la maestría de un productor y guionista como Aaron Sorkin, creador de exitosas series como The West Wing , ganador de premios Emmy y Globos de Oro y de un Óscar por mejor guion adaptado en The Social Network , debemos agregar otra certeza: una audiencia sustanciosa y cautiva.
Estos son los picantes ingredientes que nos trae The Newsroom (La sala de redacción ), nueva serie de HBO, de estreno este domingo 5, a las 7:35 p.m., a menos de dos semanas de su debut en los EE.UU. en donde logró convertirse en uno de los arranques de serie más vistos desde del 2008, con 2.2 millones de televidentes.
Según un artículo publicado en E! Online , The Newsroom no cayó nada bien a algunas figuras del mundo periodístico, quienes ni siquiera esperaron a que terminara el primer episodio para mostrar su desazón en las redes sociales. “No estoy seguro que va a ocurrir primero, el fin de este episodio de Newsroom o mi suicidio”, escribió en su cuenta de TwitterMichael Ausiello, fundador y editor de TVLine.com .
Por su parte, Don Van Natta Jr., redactor de la revista de ESPN acusó a Newsroom de ser “aburdo y desarticulado de la realidad”, mientras Jeff Bercovici de Esquire.com , cuestionaba su veracidad: “Si The Newsroom fuera editado para que consistiera únicamente de diálogos que la gente pudiera de verdad sostener en la vida real, cada episodio duraría alrededor de seis minutos”.
Peor aún se expresó Glenn Garvin del Miami Herald, quien lo calificó como “monstruosamente concebido e incompetentemente ejecutado” y lo acusó de ser “una arremetida ideológica de proporciones bíblicas y una incesante perorata en contra de cualquiera o cualquier cosa a la derecha del centro político”.
Otra mirada
A pesar de tan ácidas críticas la serie sí fue bien recibida por la teleaudiencia (ya fue confirmada la segunda temporada) y admirada por reporteros de élite como Dan Rather, expresentador de Evening News de la cadena CBS y Howard Fineman, editor de AOL Huffington Post Media Group.
Medios especializados como Screenrant.com consideran que más allá de estar enfocada en aspectos políticos, la serie está centrada en el intento de un hombre de permanecer fiel a sí mismo y el interés de Sorkin (el creador) de resaltar la tendencia de los espectadores hacia medios de comunicación más honestos – “tal vez no siempre los de mayor audiencia, pero sí los más honestos”– .
Asimismo, Sarah Rodman de Boston Globe pone el énfasis en los diálogos, los cuáles cataloga de “inteligentes, apasionados, bien fundamentados, divertidos e inspiradores”.
Durante esta primera temporada la serie nos introduce en el mundo, frente y detrás de cámaras, de News Night , un exitoso programa de noticias de la ficticia ACN Network, en donde conoceremos al periodista y conductor Will McAvoy (Jeff Daniels), quien recién acaba de enterarse de que su nueva productora ejecutiva es su antigua novia MacKenzie McHale (Emily Mortimer).
Con un renovado equipo de trabajo y el impulso de McHale, recién venida de cubrir las guerras de Iraq y Afganistán y dueña de un vigoroso idealismo y entusiasmo, el nuevo reto de McAvoy consiste en dejar atrás la imagen de periodista complaciente, acostumbrado a no quedar mal con nadie, y emprender una cruzada quijotesca en donde hacer buen periodismo sea algo mucho más que generar buenos índices de audiencia. Todo esto en un contexto lleno de interferencias de índole corporativo y comercial y aderezado, como es de suponer, con los problemas y enredos personales de sus protagonistas.
La serie aprovecha también para evocar a los grandes nombres del periodismo estadounidense como Edward Murrow y Walter Cronkite. Como parte del elenco de ensamble veremos a John Gallagher, Jr. como Jim, un ingenioso productor con amplia experiencia; Maggie (Alison Pill) una pasante ascendida a productora; Olivia Munn como Sloan, una sexy analista financiera y Leona Lansing (Jane Fonda), directora ejecutiva de la empresa propietaria de ACN.
Aleccionadora
Matt Zoller Seitz de New York Magazine define The Newsroom como una comedia excéntrica, un drama de trabajo y show polémico por partes iguales que versa sobre lo que anda mal en los EE.UU. y los medios estadounidenses, y cómo se podrían arreglar si se encontrara esa brújula moral (o lo que queda de ella) y se abandonara la esclavitud del rating , las ganancias y el cinismo barato.
“Lo que más me gusta es el optimismo de Sorkin (') Él parece convencido de que no importa qué tan mal estén las cosas, siempre pueden hacerse mejor, tomando en cuenta que estamos dispuestos a hacer nuestra tarea, entablar un debate civil, anteponer el sentido común al ego y trabajar juntos”.
Esa brújula ética de la que habla Zoller, y las enseñanzas que se pueden extraer de The Newsroom , coinciden de algún modo con las percibidas por Eduardo Ulibarri, uno de los grandes referentes del periodismo costarricense y actual embajador del país ante la ONU.
En un extenso artículo de opinión publicado en este diario hace ocho días (Periodismo duro), Ulibarri capitaliza de los cinco capítulos iniciales lo que él llama “agudas reflexiones sobre el quehacer y sentido del periodismo”. Esto es, sobre su vinculación directa con la sociedad, política, economía y su siempre compleja relación con la base empresarial que lo sustenta, así como el riesgo constante de desviar la noticia y transformarla en un simple espectáculo.
“Es un recordatorio de que esos atildados presentadores y presentadoras que nos traen las noticias son, como seres humanos, hombres y mujeres contradictorios y no siempre ejemplares, y de que esas noticias a menudo son simple espectáculo, pero también pueden estar llenas de relevancia: los periodistas y el medio escogen”.