Edith Brown aprendió de sus abuelos jamaiquinos algunos secretos de la gastronomía caribeña. Con el tiempo, extrajo otros consejos de la buena cuchara y a eso le sumó su propia experiencia; todo ese conocimiento lo aplica a diario, desde hace 27 años, en su restaurante en Cahuita.
Una preocupación la tenía intranquila: ¿cómo enamorar a las nuevas generaciones de la gastronomía auténtica del Caribe? Como ella es mujer de acción, decidió poner su cuota y enseñarles a niños y jóvenes lo que le tomó toda una vida aprender.
Por eso, en un pequeño espacio y cobrando ¢500, cuando se puede y para comprar los alimentos, les da clases a menores con edades entre los 6 y los 17 años, acerca de cómo preparar desde un budín jamaiquino, un pan bon, hasta pescados y sopas.
“Quiero darles (mi conocimiento) a otros; esta comida pertenece a la cultura limonense. Me gustaría que, incluso, se pudiera convertir en un taller en la escuela o colegio”, dijo.
A ella nadie le quita su deseo de seguir adelante, a pesar de los problemas. Recientemente, su horno se dañó, pero no duda que aparecerá una buena persona que entienda la importancia de esta tradición y la apoye.