París AFP Las teorías de geoingeniería solar, destinadas a provocar un enfriamiento artificial de la Tierra filtrando los rayos del Sol, son posibles y económicamente viables aunque se deben realizar estudios más a fondo sobre sus riesgos y consecuencias.
Así lo dieron a conocer investigadores estadounidenses en un artículo publicado en la revista Environmental Research Letters del Instituto Británico de Física (IOP, por sus siglas en inglés).
Las tecnologías, cuya factibilidad y costo evaluaron, apuntan a inducir efectos similares a los observados durante las erupciones volcánicas: el polvo emitido durante la erupción (al permanecer en la estratosfera) refleja los rayos solares y esto hace bajar la temperatura del planeta.
Justin McCLellan de la Aurora Flight Science Corporation, David Keith de la Universidad Harvard y Jay Apt de la Universidad Carnegie Mellon analizaron los costos de sistemas capaces de transportar cada año cerca de un millón de toneladas de aerosoles (capaces de tener un efecto similar al polvo volcánico) a una altura de entre 18 km y 25 km.
Asimismo, demostraron que la tecnología de base ya existe, y que podría ser implementada por menos de $5.000 millones anuales.
En comparación, el costo de la reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2) está evaluado entre 0,2 y 2,5% de producto interno bruto (PIB) mundial para 2030; es decir, más de $200.000 millones.
La mejor opción, según los investigadores, sería desarrollar un avión especial, ya que los existentes necesitarían modificaciones considerables y costosas para alcanzar la altitud necesaria.
La utilización de dirigibles sería más económica, pero más vulnerable. Otras opciones fueron descartadas por ser demasiado costosas o poco factibles.
Ahora, no toda la comunidad científica está a favor. Muchos científicos son escépticos ante este tipo de intervenciones ya que no harían sino compensar artificialmente el recalentamiento del planeta, sin tratar los problemas de fondo del cambio climático.
Además, dichas acciones podrían desencadenar consecuencias desastrosas para algunas regiones del mundo.
Los autores del estudio admiten que la reducción de la radiación solar que llega a la Tierra no disminuiría las concentraciones de gases con efecto invernadero en la atmósfera que causan el cambio climático, ni reducirían la acidez de los océanos.