South Korean Midong elementary school students wearing gas masks take shelter during civil defense drill against possible North Korea's attack at a subway station in Seoul, South Korea, Tuesday, March 15, 2011. North Korea told a Russian envoy that it is willing to discuss its newly disclosed uranium enrichment program if long-stalled nuclear disarmament talks resume, state media reported Tuesday.(AP Photo/Ahn Young-joon) (Ahn Young-joon)
El avión se prepara para su aterrizaje y no hay nada más placentero que dar una rápida mirada por la ventanilla' Es de noche y Nueva York se vislumbra majestuoso, enigmático. Millones de luces resplandecen a lo lejos, cual presagio de la convulsa vida que lleva esa gran ciudad, la ciudad que nunca duerme.
Mas aquel espectáculo nocturno no es fortuito. Para satisfacer la demanda eléctrica de una urbe de semejantes dimensiones, la Gran Manzana ha debido hacer uso de otras fuentes energéticas y, al igual que ha sucedido en otras ciudades de Estados Unidos, como Los Ángeles o San Diego, la energía nuclear se ha convertido en una alternativa frecuente.
En esa nación se han construido hasta la fecha 65 centrales nucleares y existen 104 reactores (más uno en construcción), que generan el 20% de la energía de todo el país. Otras imponentes ciudades del planeta también han debido seguir este camino. Francia, por ejemplo, posee 59 reactores; Japón, 55, y China tiene previsto construir 160 en las dos próximas décadas. En América Latina, hay plantas nucleares en Argentina, Brasil y México.
Alrededor del mundo se contabilizan 436 reactores. Sin embargo, el debate en torno a ellos volvió a la palestra estos últimos días, tras la emergencia que se vive en la central nuclear Fukushima, en Japón, donde, después del terremoto y el
Si bien al cierre de esta edición se descartaba otro accidente de las dimensiones de Chernóbil en Ucrania (ocurrido en 1986), el tema del manejo de los residuos atómicos (altamente contaminantes en el largo plazo) y la seguridad de las centrales nucleares, está candente, al punto de que países como Alemania y Suiza suspendieron varios proyectos, pero en Francia, donde los ecologistas están pidiendo un referendo, el Gobierno se niega a abandonar esa energía y quiere más bien llevar la discusión al G-20.
La energía nuclear es la que se libera espontánea o artificialmente en las reacciones nucleares. Tal energía puede usarse para fines bélicos, como las temidas bombas atómicas, usadas en 1945 contra las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, o bien para fines pacíficos y controlados: usos en la medicina, la industria, la agricultura y la investigación, y la generación de electricidad.
Para comprender mejor cómo funcionan las plantas nucleares, en este caso la de Fukushima, el físico nuclear e investigador del Centro de Investigaciones en Ciencias Atómicas, Nucleares y Moleculares de la Universidad de Costa Rica, Alfonso Salazar Matarrita, respondió a una serie de preguntas frecuentes.
–Una instalación empleada para la generación de energía eléctrica a partir de energía nuclear. Para lograrlo, se necesita un reactor, en donde se produce una fisión nuclear controlada. Este dispositivo aprovecha el fenómeno de fisión nuclear (división de átomos pesados en dos partes, con la liberación de neutrones y gran cantidad de energía) en elementos como el uranio y el plutonio.
“En la planta de Fukushima, lo que más se usa como combustible es el uranio 235 que, de todo el uranio natural, es el que tiene más propiedades para fisionarse (también está el uranio 238 que no es radiactivo y el uranio 234, sumamente escaso).
“Cuando el uranio 235 se fisiona o divide de manera controlada, se puede producir una reacción en cadena. Esta generará a su vez energía calorífica que permite la evaporación del agua que circula por las tuberías de la planta. Como si fuera una olla de presión gigante, el vapor que se produce en este proceso es tan poderoso que puede mover las turbinas, y estas, al girar, mueven a su vez los generadores eléctricos para producir electricidad.
“Por la gran cantidad de calor que se genera durante la fisión del uranio, las centrales utilizan mecanismos de enfriamiento. La de Fukushima, por ejemplo, emplea agua bajo presión y fue en esos sistemas donde comenzó el problema”.
–Para evitar que la radiación se libere a la atmósfera, la estructura (contenedor o vasija) donde se encuentra el reactor está construida de acero y hormigón armado. La estructura es muy gruesa, posee varios niveles y está hecha para soportar explosiones y accidentes. En Chernóbil esta estructura sí cedió y lanzó al aire materiales radiactivos, pero no es lo que está ocurriendo en Japón hasta ahora (
“Las estructuras de los reactores 1 y 2 sufrieron daños moderados, pero la principal preocupación se centra en las piscinas donde se almacena el combustible gastado de los reactores 4 y 3 (este último emplea plutonio 239 y no uranio), que también deben enfriarse pronto para evitar un problema mayor”.
–Esperemos que no. De acuerdo con OIEA, este accidente de Japón ha sido clasificado en el nivel 4, es decir es un accidente de alcance local. El de Chernóbil recibió una calificación 7, de accidente grave. Y el Three Mile Island de Estados Unidos en 1979, fue calificado como de nivel 5.
“En Japón, el riesgo, en este momento, se centra en la población aledaña a la central nuclear, debido a los materiales radiactivos que podrían escaparse a la atmósfera por las explosiones de hidrógeno. Como medida preventiva, ya se evacuó a la gente que vive en un radio de 20 kilómetros de la planta. El daño en animales, en cultivos y en la vegetación sí puede ser altamente probable.
“La estructura de algunos reactores también fue rellenada con agua de mar y mezclada con ácido bórico para contrarrestar fugas radioactivas. Esto permite reducir las fisiones.
“Claro, si no se lograra enfriar los sistemas y el nivel de calor produjera otras explosiones mayores, entonces las estructuras que protegen los reactores sí podrían estar en peligro.”
–Aparte de los accidentes causados por errores humanos o por la naturaleza, el terrorismo es otra gran preocupación para los países con centrales nucleares. Por eso, son edificaciones que cuentan con protección y vigilancia extrema.
–El ente encargado es el Organismo Internacional de Energía Atómica de las Naciones Unidas (OIEA), que comenzó a funcionar en 1957. Cuando una planta no es segura, esta entidad se lo advierte al país y lo previene para que haga las mejoras necesarias. En cada nación funciona una comisión encargada de aplicar las leyes a las compañías privadas, que por lo general son las responsables de estas centrales.
–Se dice que es limpia porque en las condiciones en que se produce (en contenedores herméticos) no sale a la atmósfera, tampoco produce gases de efecto invernadero. Es decir, no contamina inmediatamente. Sin embargo, también es cierto que los materiales de desecho de la energía atómica son altamente contaminantes y deben manejarse bajo estrictas medidas. La mayoría de países que tienen reactores poseen cementerios nucleares, manejados en secreto. Allí, en contenedores y a profundidades, guardan el material hasta que pierdan su efecto radiactivo. Eso puede tardar cientos de años.
–Entre los muchos materiales (existen más de 60 contaminantes radiactivos) que podrían liberarse, los más peligrosos son el yodo 131 que tiene una vida media de ocho días, pero es de muy rápida acción en la salud, porque se acumula en la tiroides. Adicionalmente, podría liberarse el cesio 137, con 30 años de vida media, uno de los más peligrosos en el largo plazo. Ya han pasado 25 años desde el accidente de Chernóbil y todavía hay rastros de este material. También podrían liberarse a la atmósfera otros isótopos radiactivos como el estroncio 90, que dura tres décadas en el ambiente, y el iridio 192, con 74 días de vida.
–Muchos de estos materiales radiactivos están asociados a daños inmediatos, como quemaduras, vómitos, fiebre y problemas en el sistema digestivo. En el largo plazo, se vinculan con diferentes tipos de cáncer, mutaciones genéticas, afectación de la médula ósea, debilitamiento del sistema inmunológico. Todo depende del grado de intensidad al que ha sido expuesta la persona.
–El yodo radioactivo es uno de los materiales que se pueden liberar en un accidente nuclear, este se aloja en la tiroides de las personas y puede producir cáncer. Entonces, se ha comprobado que si a la gente se le suministran pastillas de yodo, la tiroides se satura y el yodo radiactivo no se queda en el organismo.
–Realmente no, por la distancia. Se ha comprobado que los efectos de Chernóbil se extendieron a un radio de 1.500 kilómetros. Costa Rica está separada de Japón por 13.000 kilómetros.