12/12/10. 1: 00 p.m. Patinodromo en La Sabana. Foto: eyleen vargas. (Eyleen Vargas Davila)
La pista destaca en la inmensidad de La Sabana. Parece un hormiguero ovalado, lleno de gente de todas las edades y clases sociales, con sus patines bien puestos.
Es un domingo de verano y el sol del mediodía pega fuerte, azuzado por el viento que le ayuda en su tarea de sonrojar los cachetes.
Aquella pista de 200 metros de largo se ha convertido en uno de los pocos sitios seguros al aire libre donde los chiquillos pueden sacar a airear sus patines.
Tiene un nombre muy rimbombante: Patinódromo Nacional. Fue inaugurado a finales del 2009 y requirió una inversión de ¢330 millones.
Todos los fines de semana es visitado, en promedio, por 2.000 personas, según detalló Óscar Jiménez Valladares, presidente de la Federación Nacional de Patinaje y Hockey de Costa Rica.
Religiosamente, Óscar acude allí todos los sábados y domingos, como si fuera su misa, y se sienta bajo un toldo azul, en una de las esquinas del patinódromo.
Trae vasos desechables, una garrafa con agua fresca y protector solar para dar asistencia a los patinadores, quienes pasan largas horas aprendiendo, entrenando o, simplemente, jugando a ganar velocidad sobre las dos o las cuatro ruedas de sus patines.
Pese a que tiene ya un año de existencia, este lugar está empezando a ser descubierto por la población. Poco a poco, se atreven a entrar para tener la experiencia del roce del nuevo campo de entrenamiento.
A las hermanas Molina –María Paula y Sunny– las encontramos disfrutando del lugar junto a su amiga Mariana Jarquín.
Gozaban de sus primeros días de vacaciones enfundadas en ropa cómoda, las tres de la mano, sin aburrirse de dar una y otra y otra vuelta a la pista.
“Me encanta la velocidad y ver a la gente que sabe, para aprender
La norma ahí es el respeto, dice Óscar, quien, además de prestar asistencia a los usuarios, vigila que el sitio no se preste para grescas, escenas pasadas de tono o violencia.
Hasta ahora, lo ha logrado. María Paula, Sunny y Mariana patinaban tranquilamente, parando de vez en cuando a descansar junto a la baranda blanca. La veloz pareja pasaba a su lado sin mayor problema, en una callada competencia con ellos mismos.
El uso de esta pista es gratuito, pues está abierta para todos desde tempranas horas de la mañana. Para este verano, la Federación que representa Óscar, con apoyo del Instituto Costarricense del Deporte (Icoder), planea poner iluminación nocturna.
A Carlos Pérez hasta que le brillaron los ojos cuando oyó hablar de esa posibilidad.
En su jornada ordinaria, Carlos es un taxista que trabaja muchas horas frente al volante de su vehículo. El estrés de su empleo lo deja escapar jugando
Pensar en tener luz eléctrica en el único lugar de que disponen para entrenar, le dibuja una sonrisa de oreja a oreja a este taxista y a sus colegas de entrenamiento; entre ellos, varios ingenieros, analistas financieros, mecánicos y torneros.
La idea es mantener abierta la pista hasta las 9 p. m. todos los días, para cumplir con un calendario de actividades veraniegas que logre satisfacer los gustos de múltiples edades.
Entre esas actividades están las tres fechas del torneo de verano, en el cual la gente podrá disfrutar de carreras en patines. Esto está programado para los domingos 16 y 23 de enero, así como para el domingo 13 de febrero.
Por ahora, los niños llegan muchas veces acompañados de sus papás. Algunos, como Gabriel, de 7 años, y su hermano Santiago, de apenas 4, vienen a hacer sus primeras armas.
Los patines se los compraron sus padres, Alejandro Abarca y Katyana Acuña. Ellos viven en La Uruca y el día que los vimos era el segundo que aprovechaban para venir a patinar un rato con sus pequeños.
Katyana recordó haber sido una patinadora de lujo en su niñez. “Este lugar les gusta. Además, es muy agradable y seguro”, comentó la joven madre.
Dentro de sus planes para estas vacaciones quiere frecuentar más el patinódromo con Gabriel y Santiago.
Es muy común que grupos de amigos se den cita en este lugar, con sus patines al hombro.
Bajo el toldo azul, Óscar pone un poco de música para alegrar el ambiente y hasta se presta de árbitro para algunas competencias informales que se improvisan entre grupos de viejos y nuevos conocidos.
El único premio es el aplauso que el ganador se lleva de todos los espectadores que andan por ese lado de La Sabana.
Sin duda, esa pista llama la atención de quienes pasean sus perros o traen sus
Para este año, el patinódromo promete adornarse con flores en las áreas verdes que coronan parte de su estructura. Si a eso se le agrega la iluminación nocturna, imagínese usted la delicia de ir una noche a patinar con su familia, con sus amigos o su pareja.
Anímese, que patinar es un estupendo ejercicio. Aquí, estamos seguros, lo disfrutará.