Hace unos 312 millones de años, un insecto prehistórico que volaba en una zona tropical, se posó unos segundos en el lodo. La consistencia del material fue perfecta para permitirle dejar una detallada imagen de su cuerpo. Luego, siguió su vuelo.
Los científicos creen que una inundación posterior cubrió el lodo con la imagen de ese insecto y la preservó para permitirnos observar lo que hoy calificaron como el fósil más antiguo del cuerpo de un insecto volador hasta ahora conocido.
Los detalles del descubrimiento se explican en la más reciente edición de Proceedings of National Academy of Science (PNAS).
Según señalan, el fósil más antiguo del cuerpo de un insecto hasta ahora databa de entre 280-285 millones de años.
La evidencia más antigua de partes fosilizadas de un insecto datan de hace 418 millones de años.
Los insectos son animales muy delicados y no es extraño que su cuerpo se dañe o se divida en varias secciones una vez que mueren.
Por esta razón, el encontrar un cuerpo completo en tan buenas condiciones alegró a los científicos, pues esto les permitirá conocer mejor dónde tenían posibles articulaciones que los facultaría para hacer un movimiento determinado.
Además, normalmente son las alas las partes más comunes que los paleontólogos encuentran de un insecto fosilizado; por eso también tiene gran valor que en esta ocasión se esté observando el cuerpo completo.
Cantera de fósiles. El fósil hallado es de un insecto que pertenece al grupo de los efemerópteros (es familia de las actuales ninfas) y fue descubierto en el 2008 en Massachusetts (Estados Unidos) por investigadores de la Universidad de Tufts.
El descubrimiento se realizó en un bosque detrás de un centro comercial que, según una tesis escrita en 1929, tenía un yacimiento de fósiles.
Tras retomar esa referencia, el equipo de investigadores encontró en el lugar cientos de fósiles de distintos animales, incluyendo restos de lo que parece ser un antecesor de los reptiles, según adelantaron.