Este artículo es una contestación –refutación o complementación, si se quiere– al de don Óscar Arias Sánchez en esta misma sección del 15/8/11. Y, para el efecto, les aclaro –estimados lectores y estimadas lectoras– que, en los treinta y ocho años que llevo de conocerlo, con él he oscilado entre admiración intelectual, alianza partidaria, rechazo ideológico, oposición política y amistad comprensiva, nunca enemistad.
Fui presidente ejecutivo y embajador de su gobierno entre 1987 y 1990; pero nada tengo que agradecerle en lo personal, porque mi trabajo fue por Costa Rica y mi lealtad con él fue total. Desde hace más de quince años, pasé a ser crítico público de la función que él desempeñaba en el país y le rogué no lanzarse para una segunda gestión presidencial; consecuentemente, luché contra él y el PLN, por unos diez años, a la par de don Ottón Solís.
A pesar de todos esos años, es hasta muy recientemente que percibí y entendí, con precisión, una estrategia engañosa –pero muy eficaz– que le ha valido mucho a don Óscar en su discurso político. Y es esta: suele introducir o salpicar sus reflexiones con ciertas tautologías (motherhood goals or objectives se llaman en la cultura anglosajona), a que nadie puede oponerse, como “gobernar es educar, dirigir es tender puentes, en democracia se requiere más valor para coincidir que para discrepar”, y así por el estilo; esas frases le sirven como “coartada”, diría mi cuñado –“cortina de humo” según el pueblo o “subterfugio” conforme al Diccionario de la Real Academia–para legitimar otras ideas y acciones que le interesa transmitir.
Al deslizar esas frases inobjetables entre sus propios conceptos, combinadas a veces con bellas expresiones tomadas de conocidos poetas y pensadores, don Óscar logra motivar o convencer a sus lectores y auditores sobre asuntos que son o podrían ser contrarios a ellos. Esto se observa claramente en sus dichos del 11/08/11, p. 5 A, de LaNación, con motivo de la reunión con los diputados del PLN, y el artículo 15/8/11, p . 43 A, al que aquí respondo.
En esos dos escritos periodísticos muy recientes, se refleja claramente la estrategia discursiva que comento, y cualquier lector o lectora puede verificar fácilmente por su propia cuenta. También puede ser confirmada en numerosas reflexiones del autor en esta página, así como en dos colecciones de discursos de 2005 y 2010, intituladas, respectivamente, Hagamos juntos el camino y Con velas, timón y brújula , que don Óscar mismo hizo el favor de obsequiarme en abril.
Tomo la palabra del autor quien me aseguró que nunca se ha ofendido ni ha menguado nuestra amistad por mis críticas; y espero que esté dispuesto a corregirme si estoy equivocado.
Por mi parte, pienso que nuestra democracia nunca será gobernable, ni logrará desarrollarse de modo sostenible, si nuestros líderes o dirigentes no dialogan con el pueblo, francamente, humildemente y de modo absolutamente transparente.