Con un mensaje de reflexión acercad el abuso en el consumo del alcohol y con el objetivo de conquistar nuevos públicos, la danza tomará las instalaciones del Jazz Café Escazú con la presentación de la obra
Según explicó Solórzano, la inspiración para hacer esta obra surgió de una investigación hecha por ella misma, en la cual constató que en Costa Rica existen 8.000 bares y apenas 20 salas de teatro.
Estas inquietantes cifras hicieron que la artista creara una obra en la que, sin la necesidad de tener una historia qué contar, se reproduzcan los efectos desinhibidores que provocan las bebidas etílicas.
Para esto echó mano del elenco de la Compañía de Cámara Danza UNA, un elenco que para la artista está ansioso por desarrollar proyectos innovadores como el que ella tenía en mente.
Cada una de estas partes se compone por solos o coreografías grupales que los artistas interpretan entre el público, acompañados por música de Carlos Escalante, Gabo Dávila y Luis Diego Solórzano, entre otros.
“No estoy haciendo una obra que deje una moraleja. Lo que quiero es tocar esa parte oscura del alcohol y hacer un espejo de cómo percibo esta realidad al final”, manifestó Solórzano.
Una vez que termine la presentación, la creadora le hará llegar al público una encuesta que permitirá conocer la frecuencia con la que ellos asisten a presentaciones de artes escénicas y sus gustos por estos espectáculos.
Con este formulario, la artista también busca establecer contacto con el público con el objetivo de involucrarlo en nuevas actividades artísticas y, con esto, que ellos se den cuenta de que el entretenimiento no se limita a tomar alcohol en los bares del país.
“No sé cómo va a reaccionar el publico. Espero que las personas vayan dispuestas a probar en algo diferente”, concluyó la artista.