Después de varios años fuera de la escena nacional, el coreógrafo y bailarín Humberto Canessa regresó a las tablas con Materia breve (obra en construcción). Epílogo para un largo silencio , un solo que se había presentado en 2010 durante el I Festival Hecho a mano.
Para esta ocasión, el unipersonal simplemente se tituló Materia breve y su duración se alargó a casi una hora. Para la construcción de este trabajo, el autor se inspiró en textos dramáticos de William Shakespeare ( Hamlet ), Calderón de la Barca ( La vida es sueño ), así como en varios cuadros del pintor inglés del siglo XX Francis Bacon, con el propósito de plantear la fragilidad de la existencia humana.
Además, en esta coreografía, Canessa persigue reflexionar sobre la vulnerabilidad del cuerpo y el asecho permanente de la muerte en nuestra especie.
El lenguaje coreográfico que utilizó Humberto para concebir las escenas de Materia breve fue principalmente el que se ha desarrollado a partir de la danza-teatro, y con estos elementos pudo saturar el escenario de violentas imágenes al mejor estilo neoexpresionista derivado de la estética de Bacon. También, de este lenguaje, el coreógrafo e intérprete aprovechó el recurso de la voz para recalcar algunos textos mientras bailaba.
En los aspectos plásticos, Materia breve contó con un vestuario funcional en el que predominó el color negro, diseñado por Rolando Trejos y el autor, y con una banda sonora realizada por Ricardo Sáenz, en la que destacan piezas de varios compositores como el costarricense Otto Castro, Sigur Rós, Michael Galasso, Jonsi y Alex, Lisa Gerard, José Alfredo Jiménez y cimarrona tradicional.
En la utilería intervino Ricardo Aguilar, quien le proporcionó los objetos necesarios para ambientar a sus personajes atormentados en todos los episodios.
En el diseño de iluminación, también participó Canessa como responsable. Sobre este aspecto, debo señalar que, en las tres primeras escenas, resultó molesto para un grupo de espectadores una luz blanca que estaba en el suelo, obligándolos a moverse constantemente para no perder detalles de lo que se estaba ejecutando. Esto se hubiera podido resolver con mejor dirección de las luces móviles sin incomodar a los presentes.
En la utilización del espacio, el coreógrafo supo sacar provecho de las condiciones de la galería y en cada uno de los rincones desarrolló un episodio.
En el ámbito compositivo e interpretativo, Materia breve , que contó con el apoyo del Programa Iberescena, nos permitió observar a un coreógrafo más reflexivo que hilvanó cada sección de la obra para argumentar desde una perspectiva existencialista sobre el sentido de la vida, el deterioro del cuerpo y el enfrentamiento a la muerte en la cultura occidental.
Del mismo modo, pudimos ver a un intérprete maduro, quien utilizó la proyección escénica más que la brillantez técnica, ya que en sus movimientos predominaron las combinaciones en adagio con cambios abruptos de dinámicas y otras variaciones más pausadas.
Al finalizar, el público que asistió despidió al artista con un caluroso aplauso.