El Ballet Juvenil Costarricense volvió al escenario del Teatro Nacional con la escenificación en dos actos del cuento Peter Pan. La maestra cubana Annia Rosales fue la responsable de la coreografía, quien se inspiró en el libro del escritor escocés James Matthew Barrie, texto clásico de la literatura infantil. Esta pieza coreográfica contó con las partituras de los compositores Leo Delibes, Félix Mendelssohn y Héctor Berlioz. Además hubo escenografía y vestimenta original sencillas, funcionales y acorde a la idea principal de la puesta en escena.
En los papeles principales, el espectáculo contó con la participación de Solieh Samudio, primer bailarín del Ballet Nacional de Panamá, quien encarnó a Peter Pan y la bailarina costarricense Lizeth Valverde, que interpretó a Wendy.
Por su parte, Anastasia Cascante, se convirtió en Campanita; Laura Bogantes, asumió varios personajes, entre los que destacó como la Señora Darling, en el primer acto y Trigrilla, en el segundo. Lo mismo hizo Andrés Camacho, al bailar como el papá de los niños Darling y, luego, caracterizando al Capitán Garfio.
El resto de los personajes de la historia, como los niños perdidos, las haditas, sirenas, indias, piratas y las sombras, fueron asumidos por discípulos de Rosales e integrantes de otras academias de ballet de Panamá.
Del desempeño de los solistas puedo decir que Solieh Samudio, interiorizó a Peter Pan con buena energía y dominio técnico. Se lució en la ejecución de los grandes saltos, giros y en las variaciones junto a los otros personajes logró demostrar fuerza corporal. Por un problema técnico no pudimos ver volar a Peter Pan cuando iniciaba el viaje al país de Nunca Jamás.
La otra protagonista fue Lizeth Valverde, quien caracterizó a Wendy con aire juvenil, solvencia interpretativa y se acopló a Samudio. Demostró buen trabajo de extensiones y limpieza técnica, sin embargo en el primer acto, algunos pasos resultaron precipitados y fuera del compás musical, especialmente algunos arabesque. Valverde debe buscar mayor aplomo en su ejecución.
Durante su intervención, Anastasia Cascante como Campanita se mostró poco precisa en el primer acto, aspecto que superó después de la primera escena de las Hadas. En los otros segmentos sus pasos tendieron a verse con más aplomo.
En términos generales, el conjunto sacó la tarea de recrear el ambiente mágico donde se desarrolló el cuento, con mucha energía y talento. No obstante, al trabajo grupal le hace falta sincronía en los pasos con la música, aspecto esencial para cualquier genero dancístico, pero fundamental en el ballet clásico, por el peso tan grande que tiene la forma en este lenguaje artístico. Esto se vio, principalmente, en los segmentos de las sirenas y las sombras del bosque, del segundo acto. Otro aspecto que debe corregirse en esta obra son las corridas de los bailarines en el escenario, que se ven muy deficientes y, de las cuales, está lleno el diseño coreográfico de Peter Pan.