He aquí una película absolutamente nostálgica, por un lado. Por otro, es un esfuerzo comercial para pellizcar dólares de la retentiva colectiva de los adultos, con la idea de que estos lleven a sus hijos al cine. Creo que ha funcionado. Se trata de la nueva versión de
Les diría que la historia es lo de menos, y de verdad, creo que la trama es lo de menos. Los conocidos muñecos se han ido a vivir cada uno por su lado. Cada quien en lo suyo y el recuerdo en la memoria de todos. Un día, en Los Ángeles, Wálter, seguidor a morir de los Muppets, descubre una terrible conspiración.
Como los tipos petroleros son peligrosos y capaces de desatar guerras, uno de ellos planea arrasar con el famoso y querido Teatro de los Muppets, solo porque allí hay petróleo. Entonces los muñecos han de reunirse nuevamente y hacer una maratón: deben recaudar $10 millones para salvar el teatro.
La conocida rana René (a quien llaman Kermit esta vez) es la encargada de organizar esta operación de salvamento, con su liderazgo, pero los sucesos no se dan fácilmente para los teleñecos (así llaman en España a los Muppets).
Eso sí, para el espectador, los acontecimientos son cada vez más predecibles y, con el aporte de la tecnología, hasta la propuesta formal de la película es presumible.
O sea, el filme tiene poco de novedoso, sea adrede o sea por la dinámica misma de las previsiones del guion, especie de capítulo para la tele, pero alargado para la pantalla grande. En todo caso, acepto que esta película se muestra vistosa, entretenida y hasta reflexiva, por lo que uno sale complacido luego de verla.
Diría que el espectáculo que creó Jim Henson con sus muñecos o títeres, esa esencia de Henson, se mantiene con esta nueva aventura muppetiana presentada ahora por Disney. De ahí, el humor pícaro que solo desaparece cuando surgen los cantables (agotados por sí mismos, excepto los temas tradicionales de la serie).
Esta película la vemos con una sonrisa en la mirada, así se nos va la huella del ojo. Lo mejor es que, aunque sencilla en sus planteamientos, es incisiva en sus resultados.
En efecto, me gusta mucho eso de cómo los muñecos (de muy distintas formas y especies zoológicas) se ven, se sienten y viven de iguales entre sí; aún más, ver cómo esa igualdad se extiende de los muppetianos a los humanos y a la inversa.
Solo por ese concepto,
El elenco humano de esta cinta se comporta a la altura de las conocidas marionetas (donde la cerdita
Bastante se ha informado sobre los “cameos” de actores y actrices. Un “cameo” es la aparición sin cobrar nada de una persona conocida en un filme. En