He aquí una película que sorprende. Hablamos de
Curiosamente, el filme se estrena cuando los soldados estadounidenses –se dice, ya ni sé qué pensar– alistan maletas de regreso; sin embargo, aunque se trata de un largometraje excelente, no solo en su fórmula visual, sino también en la honradez de su contenido, la cinta no ha sido éxito de taquilla en su país. Por lo visto, en Estados Unidos tampoco les gusta que su cine sea crítico ni que diga cuatro verdades entre las tormentas. La crítica a nivel mundial habla muy bien de este filme.
Aún más, plantea que en el borde mismo de la guerra, esta pudo ser detenida, pero había fuerzas muy poderosas que la querían. Eran fuerzas más poderosas que las del propio expresidente Bush. Sin duda alguna, en la película, el primer convencido de esta tesis lo es el siempre respetable actor Matt Damon, quien le da un carisma plagado de energía a su personaje, en una magnífica actuación.
La trama sucede en el 2003, cuando al subteniente Roy Miller (Matt Damon) y a su equipo les encargan la misión de rastrear el desierto en busca de armas de destrucción masiva supuestamente almacenadas allí.
Registran con el cuidado de una pulga en cobija ajena, pero en vez de letales agentes químicos, descubren un elaborado plan que cambia el propósito de su misión y los enfrenta a la verdad.
Con claridad expresa en su propuesta ideológica, el director Paul Greengrass –con maña– no permite que las consideraciones políticas afecten la trama de manera negativa ni que lo ideológico pase tampoco a segundo plano.
Es el buen equilibrio entre la acción propiamente dicha de una película de guerra, su contenido político y el acto mismo de narrar una historia interesante, intensa, realista, entretenida y provocativa.
Sin duda alguna, con
Ya hablé de la gran actuación de Matt Damon, pero no se puede dejar a un lado el papel de un secundario de lujo, como lo es el actor Greg Kinnear, quien encarna al personaje elegantemente pérfido que ha de llevar la guerra adelante y justificar la invasión a Iraq. En realidad, Paul Greengrass es excelente director de actores.
En apariencia, el filme tiene en su contra el hecho de que conocemos el final de la historia, pero aún así mantiene la vehemencia golpeante de un buen
En todo caso, aquellos espectadores a los que les gusta más el envoltorio que el contenido de la trama, estos también se sentirán satisfechos con la coherencia visual y la acción del filme. Yo salí aplanado, sobre todo cuando pienso que sobre Irán se teje hoy una mecánica idéntica a la de ayer con Iraq.