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Canal 9 inició operaciones introduciendo algunos programas que hacen diferencia,
Este programa es lo que se conoce como
Es común en este formato variar el nivel de comicidad en relación con el público que se interpela;
La producción propone un tema como “hilo conductor”, sus invitados y personajes lo desarrollan con leves fugas temáticas e improvisación. En definitiva, existe un guión; sin embargo, la capacidad de improvisación diferencia al programa, lo hace inesperado.
Los temas propuestos no son trascendentales –no tienen que serlo–, suelen ser mundanos, adecuados para servir de cama al interés del entretenimiento: esoterismo, sexo y otros lugares comunes son el pan de la noche. Esto da la idea de qué encontrar en
El hilo conductor es una zona de seguridad a la cual volver cuando la conversación se distancia; en ocasiones, el hilo es lo aburrido, no siempre va a interpelar al público.
Otras veces el hilo se invisibiliza en la cotidianidad presentada por Thelma e invitados, hábiles en el manejo de público, abandonan esa zona segura y divagan cómicamente.
La formación de invitados contempla un experto en alguna rama definida por el hilo conductor; este aporta ecuanimidad y formalismo al espacio. Aunado a eso representa la parte informativa del espacio que en ocasiones pasa a segundo plano.
Se suman, usualmente, dos invitados del medio cultural, artístico o televisivo, con un manejo histriónico de la pantalla, carisma. Con esta fórmula se vuelan una hora de programa entre datos del tema principal, anécdotas y chistes.
Marvin Murillo completa la formación. Representante del
Ocasionalmente, interviene el
“Yo sueño con los chanchos de Thelma”, se leía en una pizarra totalmente informal desde la sala de realización. El público en
Se referían con doble sentido a un par chanchitos de adorno que Thelma tiene en el escritorio. Esto es desobedientemente bueno.
De este modo, la irreverencia y complicidad del espacio –comedida eso sí, nunca irresponsable– es uno de los principales fuertes del
Esta complicidad en lo irreverente podría espantar al público que no se siente parte de “la madriguera”, públicos que se sientan alejados por el tono.
En ocasiones, el invitado experto puede verse segregado del “vacilón”, ya que la complicidad del resto del talento atenta contra su función de experto que es informar y guiar. ¿Quién le gana una risotada a Thelma? Evidentemente, ningún invitado podría robarle el
Armar la camaradería en el set es fácil en