Encontrar la solución a problemas cotidianos por medio de estudios a escalas diminutas, es parte del compromiso que tienen varios costarricenses al entrar cada día en un laboratorio.
Así, el aprovechamiento de desechos orgánicos para su aplicación en distintas áreas, es el eje principal por el que se mueven estos científicos, con el respaldo de las universidades estatales y el Laboratorio Nacional de Nanotecnología (Lanotec).
Su aporte estuvo al nivel de cientos de participantes del X Congreso Iberoamericano de Polímeros, celebrado en nuestro país la semana pasada.
“Ese sector tiene vedado pescar camarón durante seis meses al año, y sus desechos tienen gran impacto ambiental. Una solución es emplear esos desechos para extraer quitina y quitosano, lo cual también ayudaría al gremio en ese lapso”, indicó Sergio Madrigal, uno de los investigadores.
Esos polímeros tienen propiedades farmacéuticas, alimentarias y agrícolas. Con ellos han elaborado hidrogeles (películas muy delgadas), con miras a aprovecharlas para crear sistemas de liberación controlada de fármacos.
Siempre en el ámbito médico, un costarricense radicado en Estados Unidos, Samuel Stupp, destaca por sus estudios en la regeneración de tejidos con nanoestructuras.
Otros trabajos que involucran el uso de desechos de la agroindustria se enmarcan en proyectos de las universidades estatales.
Uno de ellos pretende utilizar procesos de fermentación de residuos del procesamiento de la piña y el banano de rechazo para producir ácido láctico. Normalmente, esta sustancia se emplea como controlador de la acidez en la industria alimentaria.
“El reto es lograr la purificación, a través de la nanotecnología, de matrices muy complejas”, manifestó Carolina Rojas, del Centro Nacional de Ciencia y Tecnología de Alimentos (CITA).
Julio Mata, del Laboratorio de Química Biorgánica de la Universidad de Costa Rica, desarrolla materiales de construcción a partir de desechos de piña y palma, como la “madera plástica”, con investigadores de la Universidad Nacional y del Instituto Tecnológico. Al provenir de fuentes renovables, reducen el costo de su obtención.
En palabras de Mata, cada universidad realiza distintas pruebas, como la resistencia mecánica y absorción de agua de estos materiales, para evaluar su calidad.
Recientemente, ellos incorporaron, en el proyecto, los desechos de envases