La experiencia que le ha dejado estar al frente de instituciones como la Compañía Nacional de Danza de Costa Rica y la Escuela Nacional de Danza Morena Celarié, en El Salvador, llevaron a Francisco Centeno a dejar de lado sus necesidades artísticas como coreógrafo y a enfocarse en complacer al público.
Esta reflexión le llega al artista costarricense después de dedicar buena parte de su carrera al trabajo en compañías estatales, un periodo tras el cual ha retomado su carrera como coreógrafo independiente.
Esta nueva libertad, además de espacios para reinventar su manera de trabajar, también le ha traído nuevos proyectos tanto en Costa Rica como fuera del país y que ya tienen ocupada su agenda, al menos hasta el 2011.
Sobre su nueva forma de abordar la danza y los espectáculos que tiene entre manos, el artista habló con
Me estoy rediseñando en este momento, cada vez que emigro de una parte a otra tengo que respetar ciertos cánones que tiene cada compañía y en los que el bailarín se ha desenvuelto.
“ Para mí, este proceso ha sido muy enriquecedor, actualmente estoy investigando no lo que yo quiero hacer como coreógrafo, sino lo que el público necesita, a veces la danza contemporánea se vuelve un espacio antojadizo para el coreógrafo y no se toma en cuenta las necesidades del espectador. Estoy tratando de convencer al público por medio del movimiento y que esto haga al público acercarse a la danza”.
Terminé en El Salvador en diciembre del año anterior y de ahí pasé al Ballet Nacional de Perú a montar
“En Costa Rica estoy además trabajando un solo con el bailarín Adrián Figueroa. Este trabajo está inspirado en el libro de Jaime Bayly llamado
Amo la técnica clásica, la respeto profundamente, pero yo nací y de sangre soy bailarín de danza contemporánea, en ella me puedo expresar profundamente.
Muy buena. Yo creo que yo dejé un legado en El Salvador, allá hice que los bailarines tuvieran un trabajo y no un oficio por medio de la danza. A futuro hay planteamientos de que yo vuelva como un director adjunto pero a partir del 2011. El Salvador tiene muy claro el hecho de que los directores que estén frente a su compañía sean extranjeros.
Sí. Creo que hay una parte bastante satisfactoria de ser director que es el tener un presupuesto, bailarines permanentes y temporadas programadas. Yo siempre he pensado más en la satisfacción, las críticas van a venir porque uno está en un puesto público y van a venir, sin embargo le presto más atención al trabajo y el fruto que dejé allá.