El consumidor en Costa Rica no está educado para distinguir qué tipo de pescado compra, y los comerciantes se aprovechan de que hay pocas exigencias sobre etiquetado o información.
El comprador puede adquirir una especie con el nombre de otra que no tiene las mismas características y nutrientes o un producto importado sin saberlo y sin distinguir si su origen es marino o de cultivo (cautiverio).
Estos problemas quedaron más al descubierto con dos situaciones recientes.
Una es la creciente importación de una especie llamada pangasius que aquí se vende como corvineta, un truco publicitario que la confunde con la corvina.
La otra es un llamado de la Federación Costarricense de Pesca Turística para que no se consuman marlín ni pez vela. Se basa en denuncias de que presentan altos contenidos de mercurio, metal que es perjudicial para la salud.
¿Está usted enterado de que al comprar cazón, bolillón o bolillo en realidad lo que adquiere es alguna especie de tiburón?
Lo venden con ese nombre posiblemente para evadir alguna animadversión al consumo de los tiburones, consideran funcionarios del Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (Incopesca).
Cynthia Zapata, titular de la Dirección de Apoyo al Consumidor, manifestó que ante tal vacío se está en la fase final de un decreto que regula al menos lo relacionado con el origen de los productos.
Esta normativa ya se consultó con sectores del público y luego pasó a manos del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), que le hará algunos ajustes antes de que se publique.
Antonio Porras, director general técnico del Incopesca, dijo que no se trata de que la carne de alguna especie sea dañina, sino de que el consumidor tiene derecho a saber qué está comprando.
El problema más reciente ocurre con la venta de una especie importada de Vietnam, llamada pangasius, y que se vende aquí como corvineta, por lo cual hay quienes creen que es corvina.
La corvineta se produce en estanques o ríos en Asia y crece rápidamente, por lo que no tiene mucha textura y su color es muy blanco.
La corvina, en cambio, se captura en los mares, tiene un color ligeramente rosado y posee más nutrientes, pero algunas personas no la consumen porque tiene olor fuerte. La corvineta, al ser de cultivo, no presenta ese olor.
Según Porras, en Costa Rica hay poca tradición de consumo de pescado. Por eso, añadió, el consumidor no se preocupa mucho por la especie que adquiere. “Es común que el consumidor pregunte que si hay pescado o no que si hay una especie en particular”.
Zapata adelantó que si se detecta la necesidad de más regulación, luego de aplicar el decreto en proceso, no hay duda de que se pondrá en marcha otro cambio.