09/04/2012.Hora:11:34 a.m. Mario Lopez, Jimena Muoz y Juan Pablo Miranda ganaron plazas fijas en la escuela Nacional de Danza. En la foto Juan Pablo Miranda. CARLOS GONZALEZ/GRUPO NACION. (CARLOS GONZALEZ CARBALLO.)
Mario López, Pablo Miranda y Jimena Muñoz comparten una historia en común: todos aspiraban a convertirse en violinistas, sin embargo, el destino los llevó a enamorarse de la danza.
Estos jóvenes artistas son los nuevos integrantes de Danza Universitaria.
Durante su niñez y adolescencia estudiaron violín en el Instituto Nacional de la Música – Pablo Miranda, incluso, fue profesor de este instrumento– pero en la danza encontraron la mayor de sus satisfacciones. “El violín me trajo a ser lo que soy hoy. Sentí que expresarme a través de algo no era lo mío, sino a través de mi cuerpo”, aseguró Pablo Miranda.
Fue así como cada uno exploró este arte por diferentes caminos: Jimena estudió danza en la Universidad Nacional, Mario en el Conservatorio El Barco y Pablo se incorporó a Danza Abierta, el espacio de formación para jóvenes bailarines de la Universidad de Costa Rica.
“Yo tengo un bebé de dos años y él todo lo dice con el cuerpo, para mí la danza es como volver a ser niño, volver a jugar, ser más humano, sentir más mi cuerpo”, manifestó Mario López.
Jimena Muñoz añadió: “Hacer danza es descubrirse uno mismo, encontrar cosas que uno ni siquiera sabe que tiene o puede hacer, bailar te hace analítico, es un estilo de vida, una forma diferente de ver las cosas”, enfatizó Muñoz.
Ahora que forman parte de las filas de la agrupación estos tres jóvenes están entusiasmados con la idea de involucrarse con los proyectos de extensión cultural de la compañía. Desde ya se ven dando clases y presentando espectáculos en comunidades lejanas.
Los artistas aseguran que ahora que forman parte de uno de los elencos más estables del país no quieren entrar en una zona de confort profesional.
“Hay una cosa muy importante en el arte y es que cuando uno comienza a sentirse muy seguro de lo que hace, a pensar de que debe cumplir un horario, o bailar porque hay que hacerlo, hay que cuestionarse por qué entonces lo que haces se convirtió en un trabajo y en nuestro caso es muy diferente”, aseveró Pablo Miranda.
Por su parte, López agregó: “ no podemos partir del hecho de que ya tenemos estabilidad laboral, sobre todo nosotros que trabajamos con el cuerpo; siempre es importante estar buscando la mejor forma de hacer el trabajo, de entregar todo lo que se tiene”, explicó.
Sobre sus planes a futuro los tres artistas coincidieron en que, por ahora quieren concentrarse en vivir en momento, e incorporarse de lleno a la agrupación, lo demás está por verse.
Carolina Valenzuela, directora a. i. de la agrupación calificó la apertura de estas plazas como un hecho histórico, pues la agrupación es muy estable, de hecho, según comentó, la última vez que se abrieron plazas para la agrupación fue hace casi dos décadas.
“La apertura de estas plazas es muy importante, significa que la Universidad de Costa Rica está reconociendo el aporte que Danza Universitaria está haciendo al país”, aseguró Valenzuela.
Ahora que los artistas fueron seleccionados, la directora destacó sus virtudes.
“Para hacer esta audición hicimos un perfil de bailarín que estábamos buscando. Queríamos personas no solo con capacidad para bailar, con buena técnica y versatilidad, sino también con disposición para trabajar en comunidades en talleres y estos muchachos fueron quienes mejor cumplían con esto”, dijo.
Valenzuela explicó que la audición realizada a inicios de este año les sirvió para darse cuenta de la gran cantidad de talentos que hay en nuestro país.
De esta manera, Danza Universitaria quiere incentivar la participación de bailarines invitados en sus espectáculos, esto con el objetivo de darle la oportunidad a artistas independientes.