Cine refleja drama de las migraciones

El Festival de Cannes no se equivocó al premiar el guion de la película El silencio de Lorna (2008), que desde ayer jueves se exhibe en la Sala Garbo en funciones de 3, 5, 7 y 9 p. m.: es lo mejor del filme (además de las actuaciones).

Lo otro, la puesta en imágenes, sin ser novedosa, viene a comprobar el estilo definido y artístico de los hermanos Jean-Pierre Dardenne y Luc Dardenne, autores y no solamente directores de sus trabajos para la pantalla grande.

Sinopsis de trama intensa. Si hablamos de la intensidad de la trama, lo cierto es que la vehemencia del relato va por dentro de los personajes, más que por los acontecimientos mismos. Es parte de la calidad del filme, de origen belga.

Se trata de Lorna, joven albanesa residente en Bélgica, quien aspira a comprar un bar con su novio, Sokol, también de origen albanés. Ellos necesitan, para eso, que uno de los dos tenga ciudadanía belga.

Esto abre la vorágine de acontecimientos. Deciden que sea Lorna quien se nacionalice. Para ello, la mujer se asocia con Fabio, mafioso de poca monta que dirige su negocio desde un taxi.

Fabio organiza un matrimonio de conveniencia entre Lorna y Claudy, para que ella pueda obtener la nacionalidad. El problema es que Claudy es un adicto totalmente dominado por las drogas.

En este momento, Claudy decide salir de las drogas, lo que va a complicar totalmente el matrimonio arreglado para Lorna, quien se involucra con Claudy. Para Fabio, asesinar a Claudy es una opción, pero Lorna se opone rotundamente.

Lo peor es que Fabio tiene otro negocio en manos. Según el plan de este, Lorna debería casarse más tarde con un delincuente ruso que también pretende adquirir la nacionalidad belga.

Esta situación, el segundo matrimonio, se complica, porque para que sea posible es definitivo asesinar a Claudy. Lorna mueve sus fichas.

Como se dice en la revista FilmAfinnity: “Cuando vendes tu alma al diablo pagas un precio y es el precio que paga Lorna, personaje solidísimo, milimetrado y quirúrgicamente diseñado”, sobre todo con la gran actuación de Arta Dobroshi como Lorna.